Una
vez repuestos del ataque, me dedico a curar las heridas sufridas por el grupo,
de todos salvo de Thomas, aunque sea un joven imberbe, Ulric no aprueba tales
comportamientos de cobardía durante la batalla. Deberá aprender de sus errores,
sus cicatrices le servirán de lección. Los enanos regresan para informarnos de
que todas las alimañas han sido aniquiladas o han vuelto a sus madrigueras bajo
la tierra.
Mientras
contamos las bajas sufridas por el ataque escucho una voz conocida:
-¿Novicio Kiefer? ¿Eres tú?-
Ante mi sentado en el suelo se encuentra un delgado anciano vestido con una
túnica manchada de sangre y barro, tiene
barba y el pelo largo enmarañado cae sobre su cara, una venda cubre sus ojos.
-¡Padre Odo!-
digo alarmado por sus heridas. -¿Qué hacéis
aquí?
- He llegado aquí guiado por mis
sueños.- Se levanta y señala en una dirección hacia el
bosque. - Seis de nuestros hermanos,
Templarios del Lobo Blanco, partieron ayer hacia el santuario de mi visión, se
encuentra a unas pocas horas de aquí. Temo que les haya ocurrido alguna
desgracia, pues aún no ha vuelto ninguno de ellos.-
-Los enanos comentan que hay un montículo en una zona cercana del bosque
frecuentada por bestias del caos- Comenta Barack.
-¿Vais a ayudar a estos pobres
aldeanos a llegar hasta Delzberg sanos y salvos? O ¿los dejareis
abandonados a su suerte?- Interrumpe Segfried Sehtred, un sucio y
maleducado guarda de caminos. El y su compañero, Ulrike Wassentein, están
preparando a los supervivientes para partir lo antes posible hacia el sur.
-Padre, esta gente necesita ayuda,
quizás….- Digo.
-Si no han vuelto nuestros hermanos
al amanecer partiré a su encuentro en el
bosque. Y tú, novicio, me acompañarás- Dice el Padre Odo con
tono autoritario.
-Por supuesto Padre. Será mejor que
descanséis el resto de la noche.- Contesto.
Hablo
en privado con mis compañeros y les vuelvo a contar el sueño del Padre Odo y lo que me dijo el Sumo Sacerdote de mi orden sobre el
mal que se reencarnará en ese lugar. El Imperio entero corre peligro.
-Yo le acompañaré al amanecer y
sería bien recibida cualquier ayuda.- Les digo.
-Estoy herido, no puedo ir así.-
Dice un afligido Thomas.
-Ulric te está dando una
oportunidad de redimirte, te curaré si decides acompañarnos.-
Contesto solemnemente.
-Yo podría quedarme protegiendo a
la chica.- Sugiere Gotthold.
-Rokatanski se queda con Illesia.-
Dice el ogro.
-La chica nos acompañará, no me fio
de dejarla aquí. Podría correr peligro.- Opina Eddrick.
-Si seis Templarios del Lobo Blanco
no han regresado creo que es mucho más peligroso que venga con nosotros a que
se quede aquí. Los Hombres-Rata han huido y aparte de Gotthold están los enanos para protegerla. Aquí estará
a salvo.- Digo de manera convincente.
-Estaré bien, no os preocupéis por
mi.-
Dice Illesia que estaba escuchando.
Todos
estamos de acuerdo. Tras ayudar a los pocos supervivientes intentamos descansar
las pocas horas que quedan antes del alba. Tras una breve duermevela amanece.
Los guardias de caminos empiezan a organizar a los supervivientes, tan solo
nueve de más de una treintena de personas, partirán en cuanto terminen de
preparar dos de las carretas con todo lo necesario para el viaje, les decimos que no nos esperen.
Los cazadores de brujas sigmaritas se preparan para continuar su particular
viaje. Eddrick les advierte de que si se adentran en el bosque a pocos días de
viaje al norte los mataran una banda de bestigors, no los podremos salvar, que
no sigan su camino y nos ayuden. A lo que Wilfred Torehbud contesta que van
hacia Middenheim y que sucederá lo que tenga que suceder, su destino ya está
escrito. Barak les dice que la chica es
un instrumento para que el culto de Tzeentch
pueda introducirse en la corte de Altdorf a lo que responden no tener ninguna
información al respecto.
Barak
nos cuenta que después del combate estuvo hablando con Thrunbor
Gimrigson, el jefe de la prospección minera y éste le contó que encontraron una
veta piedra bruja en la mina, la fueron almacenando en un pozo ciego pero hace
una semana notaron que faltaba una gran cantidad de ese material, después
desaparecieron algunos trabajadores, envenenaron los pozos…. el resto ya lo
sabemos.
Antes
de partir me acerco a la barricada donde el cabecilla de los enanos que reparte instrucciones en su extraña lengua a un grupo de
enanos equipados con grandes picos.
-¿Dejaran pasar a
esta pobre gente o tendrán que internarse en el peligroso bosque para
continuar?- Le digo algo molesto.
-A pesar de lo que
los humanos pensáis- contesta malhumorado –la función de esta barricada era
protegeros de esas alimañas, sino fuera por nosotros todos estaríais muertos.- Tras
una pausa continua. –Barack me ha dicho
que vais a ir al Santuario del bosque, es peligroso, hace cuatro o cinco días
descubrimos un pequeño grupo de hombres bestia y los seguimos hasta ese lugar.
Aunque matamos a muchos de esas criaturas no pudimos con ellas y perdí a cinco
de mis muchachos. Hace un par de días advertimos a los caballeros ulricanos del
peligro que habita en ese lugar, ninguno de ellos volverá.-
-Agradezco vuestras
palabras, pero debemos combatir ese mal.- Le
digo mientras me reúno con el Padre Odo que me espera en el lindero del bosque.
Al llegar a su altura me coge fuertemente del brazo y a pesar de su ceguera empieza
guiarme entre la espesura del bosque, el resto de mis amigos nos sigue.
Transcurrida poco más de una hora el Padre Odo se detiene al pie de una pequeña
colina y señala a la cima. Hemos llegado.
Eddrick se adelanta, sube
la colina y a los pocos minutos baja. El color ha abandonado su cara, nos dice que tras los arboles hay un claro en
el bosque. En el centro del descampado hay una especie de túmulo. Hay un enorme
menhir de al menos cuatro metros de
altura por dos de ancho, su base va estrechándose como un árbol talado a punto
de caer. El menhir se encuentra rodeado por decenas de estacas donde se
encuentran empaladas otras tantas cabezas. Por el suelo se encuentran
esparcidos un montón de cuerpos de todas las razas, algunos putrefactos y otros
como si acabaran de perecer. No ha encontrado ningún tipo de huella reciente,
parece no haber enemigos. Eddrick coge
su arco y comenzamos a acercarnos al túmulo, la base del menhir está cubierta
de unos extraños caracteres, logro distinguir algunas runas, se trata de un
altar dedicado a Khorne, el Dios de la sangre, alrededor del mismo se
encuentran cubierto de huesos medio carbonizados de todo tipo.
De repente Barak grita: ¡A
cubierto! Desenfundamos nuestras
armas, a nuestras espaldas resuena el bramido de un cuerno de guerra y de entre
la maleza sale una enorme bestia peluda que carga hacia nosotros. La criatura
es al menos tan grande como Rokatanski, va vestido con un vulgar taparrabos y
su musculoso cuerpo está cubierto de pelo, sobre los hombros una cabeza de toro
con enormes astas brama furiosa mientras alza una gran hacha de doble filo
corriendo a nuestro encuentro.
Mientras mis compañeros disparan con arco, onda y ballesta a la
bestia, mi cuerpo se niega a responderme ante la visión de tan imponente monstruo
acercándose. El minotauro se abalanza sobre Rokatanski con una gran embestida
que hubiera derribado a cualquiera de nosotros, pero el ogro ni siquiera se
inmuta y le responde con un fuerte golpe de su garrote en las costillas. Barak y Eddrick se abalanzan sobre el animal
descargándole fuertes golpes en las piernas. El minotauro vuelve a atacar al
ogro que milagrosamente esquiva en el último segundo un tremendo golpe que le
hubiera cercenado la cabeza. Tras el golpe fallado la bestia queda desequilibrada
y Barak aprovecha para hundir su hacha en el muslo del animal que cae al suelo
entre alaridos, su agonía dura poco, pues Rokatanski estampa su maza contra su
cabeza esparciendo sus sesos por todas partes. El ogro recoge la inmensa hacha
y el cuerno de guerra y se los guarda.
Barack encuentra entre los restos de un Lobo Blanco caído un
pergamino y una nota escrita en reiskpiel que dicen:
“Mis contactos en la
capital me dicen que uno de nuestros rivales ha traído a Altdorf una reliquia
sin identificar. Por la breve descripción parece que pudiera ser la Daga de Yul
K’chaum. Al igual que el artefacto, la han descrito como una daga de hierro
inscrita con oscuras runas de poder. Se dice que su empuñadura tiene la forma
de una calavera con tres ojos. Marcho ya hacia Altdorf. Si esta es la daga de
Yul K’chaum, debe de mantenerse a toda costa alejada de las manos de la gente
equivocada.”
El Desollador Rojo:
orgulloso y sin piedad
Este niño de Khorne
escupió en el ojo de su padre.
El Dios de la Sangre drenó su cáscara.
Pero la esencia del
Desollador Rojo sobrevivió.
Todavía vive – en el Cráneo de Bronce
Todavía vive – en la
Daga de Yul K’chaum
Todavía vive – en el Cáliz de Ira
Atrapado y atado,
ansía sangre
El Desollador Rojo se alzará de nuevo”
Debemos darnos prisa, la llamada del cuerno habrá alertado a más
criaturas. Junto al menhir unas toscas escaleras descienden terminando en unas
enormes puertas de bronce que cierran la entrada al túmulo. Una esfinge de Khorne
vigila desde arriba las puertas. EL ogro intenta abrir las puertas pero no lo
consigue, me acerco a ellas y tras un fuerte empujón, sacando fuerzas de mi
vergüenza, se abren de par en par. Un fuerte hedor a descomposición y sangre
nos hace retroceder. Un escalofrío recorre nuestros cuerpos, luz que penetra en el túmulo nos permite ver
con horror un pasillo que se interna en la oscuridad, sus paredes están hechas de huesos de todo tipo de ser vivo.
De pronto dos bestigors saltan desde arriba y se interponen entre nosotros y la
entrada. Eddrick no duda un instante y
golpea con su hacha de dos manos un golpe en el pecho que deja a la criatura
tambaleante, yo ataco con mi maza de guerra al otro rival incrustándole mi arma en el cráneo del
infeliz animal tras un golpe demoledor, espero que Ulric me redima con tales
actos. Mientras saco mi arma atascada
Rokatanski revienta a la otra criatura con dos garrotazos. Escuchamos como
llegan más enemigos y nos introducimos en el túmulo, una lluvia de flechas cae
sobre nosotros con la mala fortuna de que una se incrusta profundamente en mi
cuerpo. Rápidamente el resto del grupo cierra las puertas y nos quedamos
completamente a oscuras. Tras encender una antorcha, me extraen le flecha y
curo lo mejor que puedo la herida.
El pasillo se interna y se bifurca hacia derecha e izquierda, a
la izquierda parece sellado y al comprobar el pasillo de la derecha, que parece
sellado, activo sin percatarme algún mecanismo trampa y tres virotes salen
disparados por algún resorte de la pared hacia mí, logro acacharme en el último
instante y se clavan en la pared. En adelante deberemos ir con más cuidado.
Eddrick ocupa la vanguardia y tras examinar el final del pasillo descubre que
una parte de la pared se puede mover y da a otro pasillo que vuelve hacia atrás, avanzamos con
precaución, del lateral sale otro pasillo y al final una cámara triangular.
Barack, con la sabiduría innata de los de su raza traza en el suelo un
intrincado dibujo que dice ser los pasillos del túmulo, no hay duda de que está
en lo cierto, pues ha dibujado la runa de Khorne.
En el centro de la habitación hay una fuente de piedra, en la
parte superior hay cuatro cráneos de los que fluye un torrente de sangre. No
parece haber ninguna salida. Al acercarnos un poco la fuente comienza a manar
más y más sangre, salpicándonos a todos con su cálido y pegajoso líquido. Me
acerco a la fuente y estrello mi maza contra uno de los cráneos haciéndolo
añicos, Barack me imita y en un momento deja de fluir sangre de la fuente tras
destrozar los cuatro cráneos.
Thomas descubre en una pared como la sangre a dibujado los
contornos de lo que parece ser una puerta. Empujamos y al abrirse vemos ante
nosotros una estancia inmensa, en el centro hay una gran estatua de Khorne que
nos mira sentada en un trono, todo el suelo de la estancia está repleto de
huesos. Entramos en la estancia y al acercarnos a la estatua varios huesos
parecen cobrar vida y se alzan ante nosotros dos esqueletos armados que se
abalanzan sobre nosotros. Thomas se queda paralizado por el terror que infunden
los tumularios y uno de ellos lo hiere de gravedad. El otro alcanza con su arma
a Rokatanski y este le devuelve el golpe. El resto atacamos al mismo con la
intención de defender al joven Thomas, lo golpeamos sin cesar defendiéndonos de
sus golpes pero el ser no cae. Otros dos esqueletos más cobran vida y nos
atacan uno a mi y otro a Eddrick que espoleado por la premura acierta con un
golpe del revés que parte la columna del ente que cae al suelo partido en dos.
Mi nuevo enemigo me alcanza con su espada en la cabeza y de la herida surge
abundante sangre que me cae por la cara mermando mi visión, Barak me ayuda con
mi contrincante golpeándole en varias partes. Mientras tanto el ogro ya ha dado
cuenta de su rival y se encuentra junto a Eddrick acabando con el tercero de
nuestros rivales y también con el que se enfrentaba con el enano y
conmigo. Otro más surge de entre los
huesos del suelo y me da un feo golpe en el brazo que hace que suelte el arma y
grite de dolor. Eddrick siega con su
hacha al primero el último esqueleto que previamente había dejado medio
destrozado el ogro, al caer los huesos de éste a suelo los laterales de la sala
se desmoronan a nuestras espaldas
abriéndose ante nosotros dos nuevas salas.
Tras recuperar el aliento y comprobar que no hay ningún nuevo
enemigo abalanzándose sobre nosotros logro que deje de manar sangre de la
brecha de mi cabeza y me curo la fea herida del brazo. En una de las salas hay
un sarcófago que hace de isla en el centro de la habitación inundada de sangre,
en la entrada logro leer parte de unos extraños jeroglíficos “Aquí yace Kazron Gorespite….elegido de
Khorne, gran campeón del caos…..” Su
nombre me suena de cierto Campeón del caos que asolo estas tierras hace ya más
de cuatrocientos años. La otra sala está llena de todos los saqueos que realizó
este engendro, a simple vista todo está podrido u oxidado por el paso de los
años. Entre los objetos logro distinguir lo que antaño fue un estandarte de la
Orden de los Caballeros del Lobo Blanco, el que mi orden perdió en la batalla
de Grimminhagen, fue toda una afrenta. Recojo el pendón de
entre los deshechos y lo guardo. A Thomas
le llama la atención un martillo que tiene la cabeza fracturada en tres
trozos, por su magnífica manufactura seguramente sea enano, se lo entrega a Barak. El ogro sale de la estancia
contemplando un yelmo en la mano, tiene
la forma de un cráneo humano y la celada del casco es una cara de humano, es
demasiado repulsivo incluso para el ogro que lo tira al suelo tras examinarlo.
Rokatanski, Eddrick y Barak
se introducen en la otra habitación, la sangre que cubre toda la
estancia parece quemarles como agua hirviendo. Entre los tres retiran la tapa
del sarcófago y descubren en el interior un inmenso bestigor tumbado. Está
vestido con una armadura completa y con sus manos empuñan gran espadón. De su
ancho cuello cuelga una gruesa cadena de
hierro que sujeta un negro cráneo de bronce de tres ojos. A los lados del
tercer ojo surgen unos cuernos curvados hacia atrás y en mitad de la frente hay
una estrella de ocho puntas, el símbolo del Caos. Rokatanski coge la espada,
tras haberse subido dentro de l cripta para que le haga daño la sangre del
duelo. Tras titubear un momento Eddrick estira su brazo y lo coge, contenemos
la respiración atentos a cualquier imprevisto, pero nada sucede. Tras salir de
la habitación me entrega el cráneo, nada más tocarla un gélido escalofrío
recorre mi cuerpo. Pesa muchísimo para su tamaño, en su interior parece haber
un líquido que se balancea con el movimiento aunque no se derrama por ninguna
parte. Algo maligno aguarda en su interior, se palapa en el aire. Tras
envolverla en unas mantas la meto en la mochila. Ya hemos encontrado lo que
veníamos a buscar, así que nos vamos de este repúgnate lugar.
Llegamos a las puertas de
entrada y nos preparamos para el combate. Abrimos las puertas de golpe y Eddrick sale con el hacha preparada. Un hombre bestia
salta a la escalera y golpea a nuestro compañero en un brazo del que surge
abundante sangre. El resto del grupo se abalanza sobre el bestigor y acaba
rápidamente con su miserable existencia. Asombrados descubrimos como la sangre
vertida se mueve de forma antinatural buscándome a mí, o más bien lo que porto
en la mochila. Oigo un murmullo de alguien, o quizás algo amordazado que
intenta hablar. Parece que soy el único que lo escucha, no quiero saber de qué
se trata así que susurro una letanía a Ulric entre labios para no escuchar otra
cosa.
Salimos al exterior, no parece haber más enemigos. Desde el
lindero del bosque aparece el Padre Odo que nos apremia para que vayamos a su encuentro.
-Lo habéis logrado,
¡bien hecho!- Dice el rostro
ensombrecido. -El objeto es más poderoso
de lo que me temía. Debemos de llevarlo a Altdorf, allí nos espera un Magister
del Colegio de Magia Celestial, él sabrá que hacer. Esa era la misión de los
hermanos que han caído.-
Regresamos heridos y muy cansados a la barricada. Los
patrulleros y los aldeanos están listos para partir, nos estaban esperando.
Hacia nosotros se dirige uno de los patrulla de caminos con largas zancadas.
-¡Nos habéis
retrasado! Hemos perdido medio día- Grita
Segfried Sehtred.
-Habed continuado.- replica Barak.
- Nadie os pidió que
esperaseis- Añade
Eddrick, después de lo acontecido en el bosque no estamos para
reprimendas. El guardia se marcha enfurruñado hacia las carretas y se nos
acerca otro hombre con el rostro cubierto de feas cicatrices.
-Disculpad a
Segfried- dice en tono amistoso. –Os necesitamos para llegar a salvo a
Delzberg, son dos días de viaje y tienen miedo, será peligroso.-
-No temáis. Os
acompañaremos.- Contesto.
Barak se intercambia unas cuantas palabras con Thrumbor, el jefe
de los enanos, y le muestra el martillo que encontramos, siguen hablando un
buen rato, mandan llamar a un enano que más tarde regresa con un cofre
metálico que entrega a Barak. Tras curar nuestras heridas y reponernos un poco
nos repartimos entre las carretas, que ha reparado Pieter Brush (uno de los
supervivientes) y los caballos a fin de
continuar viaje. Cuando me acerco al caballo éste relincha asustado e intenta
evitarme, lo mismo ocurre con el resto de animales, parecen notar la presencia
maligna del maligno amuleto. Barak me entrega el cofre para que guardemos el
cráneo, estaremos más seguros así.
Nos despedimos de los enanos y hacia el mediodía partimos.
Primero va la carreta ocupada por
Aldelbert Mos un herrero, le acompaña su hijo Rolf Mos, que enviudó
durante la invasión, y el hijo de éste Berston Mos de tan solo cuatro años de
edad, junto a ellos va el Padre Odo. Después va la carreta de Pieter Brush,
carretero, con su hija Vilena Brush, su
esposo Fritz Künde y los hijos de ambos Nicolas y Egna, de diez y seis años
respectivamente. En esa misma carreta viaja Illesia. Les sigue la carreta del buhonero.
Los dos patrullas de caminos Segfried yUlrike viajan a pie al igual que el
enano, siempre acompañado de cerca por el mercenario, y el ogro. El leñador ata su caballo a un
carro y tras quitarse la cota de mallas nos informa de que se irá adelantando
como batidor para evitar emboscadas. El caza ratas y yo vamos a caballo.
A media tarde Eddrick regresa alarmado, parece ser que ha
encontrado un montón de huellas recientes de hombres bestia. Estamos rodeados y
de un momento a otro caerán sobre nosotros. Repartimos armas entre los
supervivientes y tras montarse todos, salvo el ogro, en las carretas espoleamos
los caballos para intentar alejar al enemigo. Del lado izquierdo de la calzada
surgen siete hombres bestias que se abalanzan sobre los carros enarbolando sus
armas. Eddrick ataca al primero que se acerca a una carreta hiriéndole, su
rival se revuelve y acierta con la espada en el cuerpo del leñador que hace un
barrido con su hacha que aleja lo suficiente a su rival para reponerse del
golpe, la bestia coge impulso y golpea con todas sus fuerzas sin que haya
acierto, Eddrick levanta su enorme hacha
sobre su cabeza y descarga un fuerte golpe vertical que acaba con la vida del
bestigor. Yo aprovecho la inercia de mi montura y descargo un tremendo golpe
con la maza matando a uno de ellos que había sido herido previamente por las flechas
de Pieter que no deja de disparar el arco que le ha dejado Eddrick. Thomas por
su parte no para de lanzar piedras con su onda impactando en uno u otro
enemigo. Rokatanski destroza a otro con tres certeros y demoledores golpes de
su garrote a la vez que ruge enfurecido,
uno de los atacantes queda atemorizado por el bramido del ogro y
rápidamente desaparece debajo del garrote del
temido ogro, su ataque lo retrasa de nuestra huida y aunque nos sigue
poco a poco lo dejamos atrás. Barak es herido por una flecha enemiga, mientras
se arranca la saeta del muslo un hombre bestia logra encaramarse en la carreta
en la que se encuentra, rápidamente suelta su ballesta y arremete con su hacha,
el hombre bestia para con su arma el
potente golpe pero el impulso de la embestida le hace perder el equilibrio y
cae de la carreta, antes de conseguir ponerse en pie Rokatanski llega a su
altura y lo aplasta contra el suelo de un fuerte golpe de su garrote. Eddrick
tras acabar con el primero intercambia
golpes con otro hombre bestia que ha subido a la carreta de Illesia, está
sangrando por varios cortes, al igual que su contrincante, pero aun así con
cada golpe de su hacha hace retroceder a su enemigo que se encuentra al filo de
la carreta. El bestigor le lanza un golpe del revés con su espada que
Eddrick esquiva lazándose al suelo,
mientras se incorpora golpea en una pierna haciendo caer al suelo al pobre
infeliz que nuevamente es aniquilado por el ogro, que cada vez que recupera el
aliento nos grita que nos detengamos. Otro bestigor se sube a la carreta donde
están Barak y Thomas y ataca al joven imberbe que apenas tiene tiempo de
arrojar su honda al suelo y detener el golpe con su espada, una vez recuperado
del rápido ataque hostiga a su enemigo haciéndole retroceder hasta que cae al
suelo, yo le ataco desde mi caballo dándole un leve golpe en el hombro con mi
maza, Barak que ha recuperado su ballesta clava profundamente un virote en el
pecho que acaba con la vida del último enemigo.
Hemos acabado con ellos, pero todos nosotros estamos heridos de
gravedad, debemos descansar en un lugar seguro y recuperarnos de nuestras
heridas. Ulrike nos avisa de que pronto anochecerá y que cerca de donde nos
encontramos hay una vieja posta abandonada donde podremos descansar a salvo……
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