martes, 20 de marzo de 2012

Capitulo IV




Una vez repuestos del ataque, me dedico a curar las heridas sufridas por el grupo, de todos salvo de Thomas, aunque sea un joven imberbe, Ulric no aprueba tales comportamientos de cobardía durante la batalla. Deberá aprender de sus errores, sus cicatrices le servirán de lección. Los enanos regresan para informarnos de que todas las alimañas han sido aniquiladas o han vuelto a sus madrigueras bajo la tierra.
Mientras contamos las bajas sufridas por el ataque escucho una voz conocida:
-¿Novicio Kiefer? ¿Eres tú?- Ante mi sentado en el suelo se encuentra un delgado anciano vestido con una túnica  manchada de sangre y barro, tiene barba y el pelo largo enmarañado cae sobre su cara, una venda cubre sus ojos.
-¡Padre Odo!- digo alarmado por sus heridas. -¿Qué hacéis aquí?
- He llegado aquí guiado por mis sueños.- Se levanta y señala en una dirección hacia el bosque. - Seis de nuestros hermanos, Templarios del Lobo Blanco, partieron ayer hacia el santuario de mi visión, se encuentra a unas pocas horas de aquí. Temo que les haya ocurrido alguna desgracia, pues aún no ha vuelto ninguno de ellos.-
-Los enanos comentan que hay  un montículo en una zona cercana del bosque frecuentada por bestias del caos- Comenta Barack.
-¿Vais a ayudar a estos pobres aldeanos a llegar hasta Delzberg sanos y salvos? O ¿los dejareis abandonados a su suerte?- Interrumpe Segfried Sehtred, un sucio y  maleducado guarda de caminos. El y su compañero, Ulrike Wassentein,  están preparando a los supervivientes para partir lo antes posible hacia el sur.
-Padre, esta gente necesita ayuda, quizás….- Digo.
-Si no han vuelto nuestros hermanos al amanecer  partiré a su encuentro en el bosque. Y tú, novicio, me acompañarás- Dice el Padre Odo con tono autoritario.
-Por supuesto Padre. Será mejor que descanséis el resto de la noche.- Contesto.
Hablo en privado con mis compañeros y les vuelvo a contar  el sueño del Padre Odo y lo que me  dijo el Sumo Sacerdote de mi orden sobre el mal que se reencarnará en ese lugar. El Imperio entero corre peligro.
-Yo le acompañaré al amanecer y sería bien recibida cualquier ayuda.- Les digo.
-Estoy herido, no puedo ir así.- Dice un afligido Thomas.
-Ulric te está dando una oportunidad de redimirte, te curaré si decides acompañarnos.- Contesto solemnemente.
-Yo podría quedarme protegiendo a la chica.- Sugiere Gotthold.
-Rokatanski se queda con Illesia.- Dice el ogro.
-La chica nos acompañará, no me fio de dejarla aquí. Podría correr peligro.- Opina Eddrick.
-Si seis Templarios del Lobo Blanco no han regresado creo que es mucho más peligroso que venga con nosotros a que se quede aquí. Los Hombres-Rata han huido y aparte de Gotthold  están los enanos para protegerla. Aquí estará a salvo.- Digo de manera convincente.
-Estaré bien, no os preocupéis por mi.- Dice Illesia que estaba escuchando.
Todos estamos de acuerdo. Tras ayudar a los pocos supervivientes intentamos descansar las pocas horas que quedan antes del alba. Tras una breve duermevela amanece. Los guardias de caminos empiezan a organizar a los supervivientes, tan solo nueve de más de una treintena de personas, partirán en cuanto terminen de preparar dos de las carretas con todo lo necesario  para el viaje, les decimos que no nos esperen. Los cazadores de brujas sigmaritas se preparan para continuar su particular viaje. Eddrick les advierte de que si se adentran en el bosque a pocos días de viaje al norte los mataran una banda de bestigors, no los podremos salvar, que no sigan su camino y nos ayuden. A lo que Wilfred Torehbud contesta que van hacia Middenheim y que sucederá lo que tenga que suceder, su destino ya está escrito. Barak  les dice que la chica es un instrumento para que el culto de Tzeentch  pueda introducirse en la corte de Altdorf a lo que responden no tener ninguna información al respecto.
Barak nos cuenta que después del combate estuvo hablando con Thrunbor Gimrigson, el jefe de la prospección minera y éste le contó que encontraron una veta piedra bruja en la mina, la fueron almacenando en un pozo ciego pero hace una semana notaron que faltaba una gran cantidad de ese material, después desaparecieron algunos trabajadores, envenenaron los pozos…. el resto ya lo sabemos.
Antes de partir me acerco a la barricada donde el cabecilla de los enanos que reparte instrucciones en su extraña lengua a un grupo de enanos equipados con grandes picos.
-¿Dejaran pasar a esta pobre gente o tendrán que internarse en el peligroso bosque para continuar?- Le digo algo molesto.
-A pesar de lo que los humanos pensáis- contesta malhumorado –la función de esta barricada era protegeros de esas alimañas, sino fuera por nosotros todos estaríais muertos.- Tras una pausa continua. –Barack me ha dicho que vais a ir al Santuario del bosque, es peligroso, hace cuatro o cinco días descubrimos un pequeño grupo de hombres bestia y los seguimos hasta ese lugar. Aunque matamos a muchos de esas criaturas no pudimos con ellas y perdí a cinco de mis muchachos. Hace un par de días advertimos a los caballeros ulricanos del peligro que habita en ese lugar, ninguno de ellos volverá.-
-Agradezco vuestras palabras, pero debemos combatir ese mal.- Le digo mientras me reúno con el Padre Odo que me espera en el lindero del bosque. Al llegar a su altura me coge fuertemente del brazo y a pesar de su ceguera empieza guiarme entre la espesura del bosque, el resto de mis amigos nos sigue. Transcurrida poco más de una hora el Padre Odo se detiene al pie de una pequeña colina y señala a la cima. Hemos llegado.
Eddrick  se adelanta, sube la colina y a los pocos minutos baja. El color ha abandonado su cara,  nos dice que tras los arboles hay un claro en el bosque. En el centro del descampado hay una especie de túmulo. Hay un enorme menhir  de al menos cuatro metros de altura por dos de ancho, su base va estrechándose como un árbol talado a punto de caer. El menhir se encuentra rodeado por decenas de estacas donde se encuentran empaladas otras tantas cabezas. Por el suelo se encuentran esparcidos un montón de cuerpos de todas las razas, algunos putrefactos y otros como si acabaran de perecer. No ha encontrado ningún tipo de huella reciente, parece no haber enemigos. Eddrick  coge su arco y comenzamos a acercarnos al túmulo, la base del menhir está cubierta de unos extraños caracteres, logro distinguir algunas runas, se trata de un altar dedicado a Khorne, el Dios de la sangre, alrededor del mismo se encuentran cubierto de huesos medio carbonizados de todo tipo.
De repente Barak grita: ¡A cubierto!   Desenfundamos nuestras armas, a nuestras espaldas resuena el bramido de un cuerno de guerra y de entre la maleza sale una enorme bestia peluda que carga hacia nosotros. La criatura es al menos tan grande como Rokatanski, va vestido con un vulgar taparrabos y su musculoso cuerpo está cubierto de pelo, sobre los hombros una cabeza de toro con enormes astas brama furiosa mientras alza una gran hacha de doble filo corriendo a nuestro encuentro.
Mientras mis compañeros disparan con arco, onda y ballesta a la bestia, mi cuerpo se niega a responderme ante la visión de tan imponente monstruo acercándose. El minotauro se abalanza sobre Rokatanski con una gran embestida que hubiera derribado a cualquiera de nosotros, pero el ogro ni siquiera se inmuta y le responde con un fuerte golpe de su garrote en las costillas. Barak  y Eddrick se abalanzan sobre el animal descargándole fuertes golpes en las piernas. El minotauro vuelve a atacar al ogro que milagrosamente esquiva en el último segundo un tremendo golpe que le hubiera cercenado la cabeza. Tras el golpe fallado la bestia queda desequilibrada y Barak aprovecha para hundir su hacha en el muslo del animal que cae al suelo entre alaridos, su agonía dura poco, pues Rokatanski estampa su maza contra su cabeza esparciendo sus sesos por todas partes. El ogro recoge la inmensa hacha y el cuerno de guerra  y se los guarda.
Barack encuentra entre los restos de un Lobo Blanco caído un pergamino y una nota escrita en reiskpiel que dicen:
    
“Mis contactos en la capital me dicen que uno de nuestros rivales ha traído a Altdorf una reliquia sin identificar. Por la breve descripción parece que pudiera ser la Daga de Yul K’chaum. Al igual que el artefacto, la han descrito como una daga de hierro inscrita con oscuras runas de poder. Se dice que su empuñadura tiene la forma de una calavera con tres ojos. Marcho ya hacia Altdorf. Si esta es la daga de Yul K’chaum, debe de mantenerse a toda costa alejada de las manos de la gente equivocada.”

El Desollador Rojo: orgulloso y sin piedad
Este niño de Khorne escupió en el ojo de su padre.
      El Dios de la Sangre drenó su cáscara.
Pero la esencia del Desollador Rojo sobrevivió.
     Todavía vive – en el Cráneo de Bronce
Todavía vive – en la Daga de Yul K’chaum
     Todavía vive – en el Cáliz de Ira
Atrapado y atado, ansía sangre
     El Desollador Rojo se alzará de nuevo”

Debemos darnos prisa, la llamada del cuerno habrá alertado a más criaturas. Junto al menhir unas toscas escaleras descienden terminando en unas enormes puertas de bronce que cierran la entrada al túmulo. Una esfinge de Khorne vigila desde arriba las puertas. EL ogro intenta abrir las puertas pero no lo consigue, me acerco a ellas y tras un fuerte empujón, sacando fuerzas de mi vergüenza, se abren de par en par. Un fuerte hedor a descomposición y sangre nos hace retroceder. Un escalofrío recorre nuestros cuerpos,  luz que penetra en el túmulo nos permite ver con horror un pasillo que se interna en la oscuridad, sus  paredes están   hechas de huesos de todo tipo de ser vivo. De pronto dos bestigors saltan desde arriba y se interponen entre nosotros y la entrada. Eddrick  no duda un instante y golpea con su hacha de dos manos un golpe en el pecho que deja a la criatura tambaleante, yo ataco con mi maza de guerra al otro rival  incrustándole mi arma en el cráneo del infeliz animal tras un golpe demoledor, espero que Ulric me redima con tales actos. Mientras saco mi arma  atascada Rokatanski revienta a la otra criatura con dos garrotazos. Escuchamos como llegan más enemigos y nos introducimos en el túmulo, una lluvia de flechas cae sobre nosotros con la mala fortuna de que una se incrusta profundamente en mi cuerpo. Rápidamente el resto del grupo cierra las puertas y nos quedamos completamente a oscuras. Tras encender una antorcha, me extraen le flecha y curo lo mejor que puedo la herida.
El pasillo se interna y se bifurca hacia derecha e izquierda, a la izquierda parece sellado y al comprobar el pasillo de la derecha, que parece sellado, activo sin percatarme algún mecanismo trampa y tres virotes salen disparados por algún resorte de la pared hacia mí, logro acacharme en el último instante y se clavan en la pared. En adelante deberemos ir con más cuidado. Eddrick ocupa la vanguardia y tras examinar el final del pasillo descubre que una parte de la pared se puede mover y da a otro pasillo  que vuelve hacia atrás, avanzamos con precaución, del lateral sale otro pasillo y al final una cámara triangular. Barack, con la sabiduría innata de los de su raza traza en el suelo un intrincado dibujo que dice ser los pasillos del túmulo, no hay duda de que está en lo cierto, pues ha dibujado la runa de Khorne.
En el centro de la habitación hay una fuente de piedra, en la parte superior hay cuatro cráneos de los que fluye un torrente de sangre. No parece haber ninguna salida. Al acercarnos un poco la fuente comienza a manar más y más sangre, salpicándonos a todos con su cálido y pegajoso líquido. Me acerco a la fuente y estrello mi maza contra uno de los cráneos haciéndolo añicos, Barack me imita y en un momento deja de fluir sangre de la fuente tras destrozar los cuatro cráneos.
Thomas descubre en una pared como la sangre a dibujado los contornos de lo que parece ser una puerta. Empujamos y al abrirse vemos ante nosotros una estancia inmensa, en el centro hay una gran estatua de Khorne que nos mira sentada en un trono, todo el suelo de la estancia está repleto de huesos. Entramos en la estancia y al acercarnos a la estatua varios huesos parecen cobrar vida y se alzan ante nosotros dos esqueletos armados que se abalanzan sobre nosotros. Thomas se queda paralizado por el terror que infunden los tumularios y uno de ellos lo hiere de gravedad. El otro alcanza con su arma a Rokatanski y este le devuelve el golpe. El resto atacamos al mismo con la intención de defender al joven Thomas, lo golpeamos sin cesar defendiéndonos de sus golpes pero el ser no cae. Otros dos esqueletos más cobran vida y nos atacan uno a mi y otro a Eddrick que espoleado por la premura acierta con un golpe del revés que parte la columna del ente que cae al suelo partido en dos. Mi nuevo enemigo me alcanza con su espada en la cabeza y de la herida surge abundante sangre que me cae por la cara mermando mi visión, Barak me ayuda con mi contrincante golpeándole en varias partes. Mientras tanto el ogro ya ha dado cuenta de su rival y se encuentra junto a Eddrick acabando con el tercero de nuestros rivales y también con el que se enfrentaba con el enano y conmigo.  Otro más surge de entre los huesos del suelo y me da un feo golpe en el brazo que hace que suelte el arma y grite de dolor. Eddrick  siega con su hacha al primero el último esqueleto que previamente había dejado medio destrozado el ogro, al caer los huesos de éste a suelo los laterales de la sala se desmoronan a nuestras espaldas  abriéndose ante nosotros dos nuevas salas.
Tras recuperar el aliento y comprobar que no hay ningún nuevo enemigo abalanzándose sobre nosotros logro que deje de manar sangre de la brecha de mi cabeza y me curo la fea herida del brazo. En una de las salas hay un sarcófago que hace de isla en el centro de la habitación inundada de sangre, en la entrada logro leer parte de unos extraños jeroglíficos “Aquí yace Kazron Gorespite….elegido de Khorne, gran campeón del caos…..”  Su nombre me suena de cierto Campeón del caos que asolo estas tierras hace ya más de cuatrocientos años. La otra sala está llena de todos los saqueos que realizó este engendro, a simple vista todo está podrido u oxidado por el paso de los años. Entre los objetos logro distinguir lo que antaño fue un estandarte de la Orden de los Caballeros del Lobo Blanco, el que mi orden perdió en la batalla de Grimminhagen, fue toda una afrenta. Recojo el pendón de entre los deshechos y lo guardo. A Thomas  le llama la atención un martillo que tiene la cabeza fracturada en tres trozos, por su magnífica manufactura seguramente sea enano, se lo entrega  a Barak. El ogro sale de la estancia contemplando  un yelmo en la mano, tiene la forma de un cráneo humano y la celada del casco es una cara de humano, es demasiado repulsivo incluso para el ogro que lo tira al suelo tras examinarlo.
Rokatanski, Eddrick y Barak  se introducen en la otra habitación, la sangre que cubre toda la estancia parece quemarles como agua hirviendo. Entre los tres retiran la tapa del sarcófago y descubren en el interior un inmenso bestigor tumbado. Está vestido con una armadura completa y con sus manos empuñan gran espadón. De su ancho cuello cuelga una gruesa cadena  de hierro que sujeta un negro cráneo de bronce de tres ojos. A los lados del tercer ojo surgen unos cuernos curvados hacia atrás y en mitad de la frente hay una estrella de ocho puntas, el símbolo del Caos. Rokatanski coge la espada, tras haberse subido dentro de l cripta para que le haga daño la sangre del duelo. Tras titubear un momento Eddrick estira su brazo y lo coge, contenemos la respiración atentos a cualquier imprevisto, pero nada sucede. Tras salir de la habitación me entrega el cráneo, nada más tocarla un gélido escalofrío recorre mi cuerpo. Pesa muchísimo para su tamaño, en su interior parece haber un líquido que se balancea con el movimiento aunque no se derrama por ninguna parte. Algo maligno aguarda en su interior, se palapa en el aire. Tras envolverla en unas mantas la meto en la mochila. Ya hemos encontrado lo que veníamos a buscar, así que nos vamos de este repúgnate lugar.
 Llegamos a las puertas de entrada y nos preparamos para el combate. Abrimos las puertas de golpe  y Eddrick sale  con el hacha preparada. Un hombre bestia salta a la escalera y golpea a nuestro compañero en un brazo del que surge abundante sangre. El resto del grupo se abalanza sobre el bestigor y acaba rápidamente con su miserable existencia. Asombrados descubrimos como la sangre vertida se mueve de forma antinatural buscándome a mí, o más bien lo que porto en la mochila. Oigo un murmullo de alguien, o quizás algo amordazado que intenta hablar. Parece que soy el único que lo escucha, no quiero saber de qué se trata así que susurro una letanía a Ulric entre labios para no escuchar otra cosa.
Salimos al exterior, no parece haber más enemigos. Desde el lindero del bosque aparece el Padre Odo que nos apremia para que vayamos  a su encuentro.
-Lo habéis logrado, ¡bien hecho!- Dice el rostro ensombrecido. -El objeto es más poderoso de lo que me temía. Debemos de llevarlo a Altdorf, allí nos espera un Magister del Colegio de Magia Celestial, él sabrá que hacer. Esa era la misión de los hermanos que han caído.-
Regresamos heridos y muy cansados a la barricada. Los patrulleros y los aldeanos están listos para partir, nos estaban esperando. Hacia nosotros se dirige uno de los patrulla de caminos con largas zancadas.
-¡Nos habéis retrasado! Hemos perdido medio día- Grita Segfried Sehtred.
-Habed continuado.- replica Barak.
- Nadie os pidió que esperaseis-  Añade  Eddrick, después de lo acontecido en el bosque no estamos para reprimendas. El guardia se marcha enfurruñado hacia las carretas y se nos acerca otro hombre con el rostro cubierto de feas cicatrices.
-Disculpad a Segfried- dice en tono amistoso. –Os necesitamos para llegar a salvo a Delzberg, son dos días de viaje y tienen miedo, será peligroso.-
-No temáis. Os acompañaremos.- Contesto.
Barak se intercambia unas cuantas palabras con Thrumbor, el jefe de los enanos, y le muestra el martillo que encontramos, siguen hablando un buen rato, mandan llamar a un enano que más tarde regresa con un cofre metálico  que entrega a Barak. Tras  curar nuestras heridas y reponernos un poco nos repartimos entre las carretas, que ha reparado Pieter Brush (uno de los supervivientes)  y los caballos a fin de continuar viaje. Cuando me acerco al caballo éste relincha asustado e intenta evitarme, lo mismo ocurre con el resto de animales, parecen notar la presencia maligna del maligno amuleto. Barak me entrega el cofre para que guardemos el cráneo, estaremos más seguros así.
Nos despedimos de los enanos y hacia el mediodía partimos. Primero va la carreta ocupada por  Aldelbert Mos un herrero, le acompaña su hijo Rolf Mos, que enviudó durante la invasión, y el hijo de éste Berston Mos de tan solo cuatro años de edad, junto a ellos va el Padre Odo. Después va la carreta de Pieter Brush, carretero, con su hija Vilena Brush,  su esposo Fritz Künde y los hijos de ambos Nicolas y Egna, de diez y seis años respectivamente. En esa misma carreta viaja Illesia. Les sigue la carreta del buhonero. Los dos patrullas de caminos Segfried yUlrike viajan a pie al igual que el enano, siempre acompañado de cerca por el mercenario,  y el ogro. El leñador ata su caballo a un carro y tras quitarse la cota de mallas nos informa de que se irá adelantando como batidor para evitar emboscadas. El caza ratas y yo vamos a caballo.
A media tarde Eddrick regresa alarmado, parece ser que ha encontrado un montón de huellas recientes de hombres bestia. Estamos rodeados y de un momento a otro caerán sobre nosotros. Repartimos armas entre los supervivientes y tras montarse todos, salvo el ogro, en las carretas espoleamos los caballos para intentar alejar al enemigo. Del lado izquierdo de la calzada surgen siete hombres bestias que se abalanzan sobre los carros enarbolando sus armas. Eddrick ataca al primero que se acerca a una carreta hiriéndole, su rival se revuelve y acierta con la espada en el cuerpo del leñador que hace un barrido con su hacha que aleja lo suficiente a su rival para reponerse del golpe, la bestia coge impulso y golpea con todas sus fuerzas sin que haya acierto, Eddrick  levanta su enorme hacha sobre su cabeza y descarga un fuerte golpe vertical que acaba con la vida del bestigor. Yo aprovecho la inercia de mi montura y descargo un tremendo golpe con la maza matando a uno de ellos que había sido herido previamente por las flechas de Pieter que no deja de disparar el arco que le ha dejado Eddrick. Thomas por su parte no para de lanzar piedras con su onda impactando en uno u otro enemigo. Rokatanski destroza a otro con tres certeros y demoledores golpes de su garrote a la vez que ruge enfurecido,  uno de los atacantes queda atemorizado por el bramido del ogro y rápidamente desaparece debajo del garrote del  temido ogro, su ataque lo retrasa de nuestra huida y aunque nos sigue poco a poco lo dejamos atrás. Barak es herido por una flecha enemiga, mientras se arranca la saeta del muslo un hombre bestia logra encaramarse en la carreta en la que se encuentra, rápidamente suelta su ballesta y arremete con su hacha, el hombre bestia  para con su arma el potente golpe pero el impulso de la embestida le hace perder el equilibrio y cae de la carreta, antes de conseguir ponerse en pie Rokatanski llega a su altura y lo aplasta contra el suelo de un fuerte golpe de su garrote. Eddrick tras acabar con el primero  intercambia golpes con otro hombre bestia que ha subido a la carreta de Illesia, está sangrando por varios cortes, al igual que su contrincante, pero aun así con cada golpe de su hacha hace retroceder a su enemigo que se encuentra al filo de la carreta. El bestigor le lanza un golpe del revés con su espada que Eddrick  esquiva lazándose al suelo, mientras se incorpora golpea en una pierna haciendo caer al suelo al pobre infeliz que nuevamente es aniquilado por el ogro, que cada vez que recupera el aliento nos grita que nos detengamos. Otro bestigor se sube a la carreta donde están Barak y Thomas y ataca al joven imberbe que apenas tiene tiempo de arrojar su honda al suelo y detener el golpe con su espada, una vez recuperado del rápido ataque hostiga a su enemigo haciéndole retroceder hasta que cae al suelo, yo le ataco desde mi caballo dándole un leve golpe en el hombro con mi maza, Barak que ha recuperado su ballesta clava profundamente un virote en el pecho que acaba con la vida del último enemigo.
Hemos acabado con ellos, pero todos nosotros estamos heridos de gravedad, debemos descansar en un lugar seguro y recuperarnos de nuestras heridas. Ulrike nos avisa de que pronto anochecerá y que cerca de donde nos encontramos hay una vieja posta abandonada donde podremos descansar a salvo……

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