martes, 20 de marzo de 2012

Capitulo IV




Una vez repuestos del ataque, me dedico a curar las heridas sufridas por el grupo, de todos salvo de Thomas, aunque sea un joven imberbe, Ulric no aprueba tales comportamientos de cobardía durante la batalla. Deberá aprender de sus errores, sus cicatrices le servirán de lección. Los enanos regresan para informarnos de que todas las alimañas han sido aniquiladas o han vuelto a sus madrigueras bajo la tierra.
Mientras contamos las bajas sufridas por el ataque escucho una voz conocida:
-¿Novicio Kiefer? ¿Eres tú?- Ante mi sentado en el suelo se encuentra un delgado anciano vestido con una túnica  manchada de sangre y barro, tiene barba y el pelo largo enmarañado cae sobre su cara, una venda cubre sus ojos.
-¡Padre Odo!- digo alarmado por sus heridas. -¿Qué hacéis aquí?
- He llegado aquí guiado por mis sueños.- Se levanta y señala en una dirección hacia el bosque. - Seis de nuestros hermanos, Templarios del Lobo Blanco, partieron ayer hacia el santuario de mi visión, se encuentra a unas pocas horas de aquí. Temo que les haya ocurrido alguna desgracia, pues aún no ha vuelto ninguno de ellos.-
-Los enanos comentan que hay  un montículo en una zona cercana del bosque frecuentada por bestias del caos- Comenta Barack.
-¿Vais a ayudar a estos pobres aldeanos a llegar hasta Delzberg sanos y salvos? O ¿los dejareis abandonados a su suerte?- Interrumpe Segfried Sehtred, un sucio y  maleducado guarda de caminos. El y su compañero, Ulrike Wassentein,  están preparando a los supervivientes para partir lo antes posible hacia el sur.
-Padre, esta gente necesita ayuda, quizás….- Digo.
-Si no han vuelto nuestros hermanos al amanecer  partiré a su encuentro en el bosque. Y tú, novicio, me acompañarás- Dice el Padre Odo con tono autoritario.
-Por supuesto Padre. Será mejor que descanséis el resto de la noche.- Contesto.
Hablo en privado con mis compañeros y les vuelvo a contar  el sueño del Padre Odo y lo que me  dijo el Sumo Sacerdote de mi orden sobre el mal que se reencarnará en ese lugar. El Imperio entero corre peligro.
-Yo le acompañaré al amanecer y sería bien recibida cualquier ayuda.- Les digo.
-Estoy herido, no puedo ir así.- Dice un afligido Thomas.
-Ulric te está dando una oportunidad de redimirte, te curaré si decides acompañarnos.- Contesto solemnemente.
-Yo podría quedarme protegiendo a la chica.- Sugiere Gotthold.
-Rokatanski se queda con Illesia.- Dice el ogro.
-La chica nos acompañará, no me fio de dejarla aquí. Podría correr peligro.- Opina Eddrick.
-Si seis Templarios del Lobo Blanco no han regresado creo que es mucho más peligroso que venga con nosotros a que se quede aquí. Los Hombres-Rata han huido y aparte de Gotthold  están los enanos para protegerla. Aquí estará a salvo.- Digo de manera convincente.
-Estaré bien, no os preocupéis por mi.- Dice Illesia que estaba escuchando.
Todos estamos de acuerdo. Tras ayudar a los pocos supervivientes intentamos descansar las pocas horas que quedan antes del alba. Tras una breve duermevela amanece. Los guardias de caminos empiezan a organizar a los supervivientes, tan solo nueve de más de una treintena de personas, partirán en cuanto terminen de preparar dos de las carretas con todo lo necesario  para el viaje, les decimos que no nos esperen. Los cazadores de brujas sigmaritas se preparan para continuar su particular viaje. Eddrick les advierte de que si se adentran en el bosque a pocos días de viaje al norte los mataran una banda de bestigors, no los podremos salvar, que no sigan su camino y nos ayuden. A lo que Wilfred Torehbud contesta que van hacia Middenheim y que sucederá lo que tenga que suceder, su destino ya está escrito. Barak  les dice que la chica es un instrumento para que el culto de Tzeentch  pueda introducirse en la corte de Altdorf a lo que responden no tener ninguna información al respecto.
Barak nos cuenta que después del combate estuvo hablando con Thrunbor Gimrigson, el jefe de la prospección minera y éste le contó que encontraron una veta piedra bruja en la mina, la fueron almacenando en un pozo ciego pero hace una semana notaron que faltaba una gran cantidad de ese material, después desaparecieron algunos trabajadores, envenenaron los pozos…. el resto ya lo sabemos.
Antes de partir me acerco a la barricada donde el cabecilla de los enanos que reparte instrucciones en su extraña lengua a un grupo de enanos equipados con grandes picos.
-¿Dejaran pasar a esta pobre gente o tendrán que internarse en el peligroso bosque para continuar?- Le digo algo molesto.
-A pesar de lo que los humanos pensáis- contesta malhumorado –la función de esta barricada era protegeros de esas alimañas, sino fuera por nosotros todos estaríais muertos.- Tras una pausa continua. –Barack me ha dicho que vais a ir al Santuario del bosque, es peligroso, hace cuatro o cinco días descubrimos un pequeño grupo de hombres bestia y los seguimos hasta ese lugar. Aunque matamos a muchos de esas criaturas no pudimos con ellas y perdí a cinco de mis muchachos. Hace un par de días advertimos a los caballeros ulricanos del peligro que habita en ese lugar, ninguno de ellos volverá.-
-Agradezco vuestras palabras, pero debemos combatir ese mal.- Le digo mientras me reúno con el Padre Odo que me espera en el lindero del bosque. Al llegar a su altura me coge fuertemente del brazo y a pesar de su ceguera empieza guiarme entre la espesura del bosque, el resto de mis amigos nos sigue. Transcurrida poco más de una hora el Padre Odo se detiene al pie de una pequeña colina y señala a la cima. Hemos llegado.
Eddrick  se adelanta, sube la colina y a los pocos minutos baja. El color ha abandonado su cara,  nos dice que tras los arboles hay un claro en el bosque. En el centro del descampado hay una especie de túmulo. Hay un enorme menhir  de al menos cuatro metros de altura por dos de ancho, su base va estrechándose como un árbol talado a punto de caer. El menhir se encuentra rodeado por decenas de estacas donde se encuentran empaladas otras tantas cabezas. Por el suelo se encuentran esparcidos un montón de cuerpos de todas las razas, algunos putrefactos y otros como si acabaran de perecer. No ha encontrado ningún tipo de huella reciente, parece no haber enemigos. Eddrick  coge su arco y comenzamos a acercarnos al túmulo, la base del menhir está cubierta de unos extraños caracteres, logro distinguir algunas runas, se trata de un altar dedicado a Khorne, el Dios de la sangre, alrededor del mismo se encuentran cubierto de huesos medio carbonizados de todo tipo.
De repente Barak grita: ¡A cubierto!   Desenfundamos nuestras armas, a nuestras espaldas resuena el bramido de un cuerno de guerra y de entre la maleza sale una enorme bestia peluda que carga hacia nosotros. La criatura es al menos tan grande como Rokatanski, va vestido con un vulgar taparrabos y su musculoso cuerpo está cubierto de pelo, sobre los hombros una cabeza de toro con enormes astas brama furiosa mientras alza una gran hacha de doble filo corriendo a nuestro encuentro.
Mientras mis compañeros disparan con arco, onda y ballesta a la bestia, mi cuerpo se niega a responderme ante la visión de tan imponente monstruo acercándose. El minotauro se abalanza sobre Rokatanski con una gran embestida que hubiera derribado a cualquiera de nosotros, pero el ogro ni siquiera se inmuta y le responde con un fuerte golpe de su garrote en las costillas. Barak  y Eddrick se abalanzan sobre el animal descargándole fuertes golpes en las piernas. El minotauro vuelve a atacar al ogro que milagrosamente esquiva en el último segundo un tremendo golpe que le hubiera cercenado la cabeza. Tras el golpe fallado la bestia queda desequilibrada y Barak aprovecha para hundir su hacha en el muslo del animal que cae al suelo entre alaridos, su agonía dura poco, pues Rokatanski estampa su maza contra su cabeza esparciendo sus sesos por todas partes. El ogro recoge la inmensa hacha y el cuerno de guerra  y se los guarda.
Barack encuentra entre los restos de un Lobo Blanco caído un pergamino y una nota escrita en reiskpiel que dicen:
    
“Mis contactos en la capital me dicen que uno de nuestros rivales ha traído a Altdorf una reliquia sin identificar. Por la breve descripción parece que pudiera ser la Daga de Yul K’chaum. Al igual que el artefacto, la han descrito como una daga de hierro inscrita con oscuras runas de poder. Se dice que su empuñadura tiene la forma de una calavera con tres ojos. Marcho ya hacia Altdorf. Si esta es la daga de Yul K’chaum, debe de mantenerse a toda costa alejada de las manos de la gente equivocada.”

El Desollador Rojo: orgulloso y sin piedad
Este niño de Khorne escupió en el ojo de su padre.
      El Dios de la Sangre drenó su cáscara.
Pero la esencia del Desollador Rojo sobrevivió.
     Todavía vive – en el Cráneo de Bronce
Todavía vive – en la Daga de Yul K’chaum
     Todavía vive – en el Cáliz de Ira
Atrapado y atado, ansía sangre
     El Desollador Rojo se alzará de nuevo”

Debemos darnos prisa, la llamada del cuerno habrá alertado a más criaturas. Junto al menhir unas toscas escaleras descienden terminando en unas enormes puertas de bronce que cierran la entrada al túmulo. Una esfinge de Khorne vigila desde arriba las puertas. EL ogro intenta abrir las puertas pero no lo consigue, me acerco a ellas y tras un fuerte empujón, sacando fuerzas de mi vergüenza, se abren de par en par. Un fuerte hedor a descomposición y sangre nos hace retroceder. Un escalofrío recorre nuestros cuerpos,  luz que penetra en el túmulo nos permite ver con horror un pasillo que se interna en la oscuridad, sus  paredes están   hechas de huesos de todo tipo de ser vivo. De pronto dos bestigors saltan desde arriba y se interponen entre nosotros y la entrada. Eddrick  no duda un instante y golpea con su hacha de dos manos un golpe en el pecho que deja a la criatura tambaleante, yo ataco con mi maza de guerra al otro rival  incrustándole mi arma en el cráneo del infeliz animal tras un golpe demoledor, espero que Ulric me redima con tales actos. Mientras saco mi arma  atascada Rokatanski revienta a la otra criatura con dos garrotazos. Escuchamos como llegan más enemigos y nos introducimos en el túmulo, una lluvia de flechas cae sobre nosotros con la mala fortuna de que una se incrusta profundamente en mi cuerpo. Rápidamente el resto del grupo cierra las puertas y nos quedamos completamente a oscuras. Tras encender una antorcha, me extraen le flecha y curo lo mejor que puedo la herida.
El pasillo se interna y se bifurca hacia derecha e izquierda, a la izquierda parece sellado y al comprobar el pasillo de la derecha, que parece sellado, activo sin percatarme algún mecanismo trampa y tres virotes salen disparados por algún resorte de la pared hacia mí, logro acacharme en el último instante y se clavan en la pared. En adelante deberemos ir con más cuidado. Eddrick ocupa la vanguardia y tras examinar el final del pasillo descubre que una parte de la pared se puede mover y da a otro pasillo  que vuelve hacia atrás, avanzamos con precaución, del lateral sale otro pasillo y al final una cámara triangular. Barack, con la sabiduría innata de los de su raza traza en el suelo un intrincado dibujo que dice ser los pasillos del túmulo, no hay duda de que está en lo cierto, pues ha dibujado la runa de Khorne.
En el centro de la habitación hay una fuente de piedra, en la parte superior hay cuatro cráneos de los que fluye un torrente de sangre. No parece haber ninguna salida. Al acercarnos un poco la fuente comienza a manar más y más sangre, salpicándonos a todos con su cálido y pegajoso líquido. Me acerco a la fuente y estrello mi maza contra uno de los cráneos haciéndolo añicos, Barack me imita y en un momento deja de fluir sangre de la fuente tras destrozar los cuatro cráneos.
Thomas descubre en una pared como la sangre a dibujado los contornos de lo que parece ser una puerta. Empujamos y al abrirse vemos ante nosotros una estancia inmensa, en el centro hay una gran estatua de Khorne que nos mira sentada en un trono, todo el suelo de la estancia está repleto de huesos. Entramos en la estancia y al acercarnos a la estatua varios huesos parecen cobrar vida y se alzan ante nosotros dos esqueletos armados que se abalanzan sobre nosotros. Thomas se queda paralizado por el terror que infunden los tumularios y uno de ellos lo hiere de gravedad. El otro alcanza con su arma a Rokatanski y este le devuelve el golpe. El resto atacamos al mismo con la intención de defender al joven Thomas, lo golpeamos sin cesar defendiéndonos de sus golpes pero el ser no cae. Otros dos esqueletos más cobran vida y nos atacan uno a mi y otro a Eddrick que espoleado por la premura acierta con un golpe del revés que parte la columna del ente que cae al suelo partido en dos. Mi nuevo enemigo me alcanza con su espada en la cabeza y de la herida surge abundante sangre que me cae por la cara mermando mi visión, Barak me ayuda con mi contrincante golpeándole en varias partes. Mientras tanto el ogro ya ha dado cuenta de su rival y se encuentra junto a Eddrick acabando con el tercero de nuestros rivales y también con el que se enfrentaba con el enano y conmigo.  Otro más surge de entre los huesos del suelo y me da un feo golpe en el brazo que hace que suelte el arma y grite de dolor. Eddrick  siega con su hacha al primero el último esqueleto que previamente había dejado medio destrozado el ogro, al caer los huesos de éste a suelo los laterales de la sala se desmoronan a nuestras espaldas  abriéndose ante nosotros dos nuevas salas.
Tras recuperar el aliento y comprobar que no hay ningún nuevo enemigo abalanzándose sobre nosotros logro que deje de manar sangre de la brecha de mi cabeza y me curo la fea herida del brazo. En una de las salas hay un sarcófago que hace de isla en el centro de la habitación inundada de sangre, en la entrada logro leer parte de unos extraños jeroglíficos “Aquí yace Kazron Gorespite….elegido de Khorne, gran campeón del caos…..”  Su nombre me suena de cierto Campeón del caos que asolo estas tierras hace ya más de cuatrocientos años. La otra sala está llena de todos los saqueos que realizó este engendro, a simple vista todo está podrido u oxidado por el paso de los años. Entre los objetos logro distinguir lo que antaño fue un estandarte de la Orden de los Caballeros del Lobo Blanco, el que mi orden perdió en la batalla de Grimminhagen, fue toda una afrenta. Recojo el pendón de entre los deshechos y lo guardo. A Thomas  le llama la atención un martillo que tiene la cabeza fracturada en tres trozos, por su magnífica manufactura seguramente sea enano, se lo entrega  a Barak. El ogro sale de la estancia contemplando  un yelmo en la mano, tiene la forma de un cráneo humano y la celada del casco es una cara de humano, es demasiado repulsivo incluso para el ogro que lo tira al suelo tras examinarlo.
Rokatanski, Eddrick y Barak  se introducen en la otra habitación, la sangre que cubre toda la estancia parece quemarles como agua hirviendo. Entre los tres retiran la tapa del sarcófago y descubren en el interior un inmenso bestigor tumbado. Está vestido con una armadura completa y con sus manos empuñan gran espadón. De su ancho cuello cuelga una gruesa cadena  de hierro que sujeta un negro cráneo de bronce de tres ojos. A los lados del tercer ojo surgen unos cuernos curvados hacia atrás y en mitad de la frente hay una estrella de ocho puntas, el símbolo del Caos. Rokatanski coge la espada, tras haberse subido dentro de l cripta para que le haga daño la sangre del duelo. Tras titubear un momento Eddrick estira su brazo y lo coge, contenemos la respiración atentos a cualquier imprevisto, pero nada sucede. Tras salir de la habitación me entrega el cráneo, nada más tocarla un gélido escalofrío recorre mi cuerpo. Pesa muchísimo para su tamaño, en su interior parece haber un líquido que se balancea con el movimiento aunque no se derrama por ninguna parte. Algo maligno aguarda en su interior, se palapa en el aire. Tras envolverla en unas mantas la meto en la mochila. Ya hemos encontrado lo que veníamos a buscar, así que nos vamos de este repúgnate lugar.
 Llegamos a las puertas de entrada y nos preparamos para el combate. Abrimos las puertas de golpe  y Eddrick sale  con el hacha preparada. Un hombre bestia salta a la escalera y golpea a nuestro compañero en un brazo del que surge abundante sangre. El resto del grupo se abalanza sobre el bestigor y acaba rápidamente con su miserable existencia. Asombrados descubrimos como la sangre vertida se mueve de forma antinatural buscándome a mí, o más bien lo que porto en la mochila. Oigo un murmullo de alguien, o quizás algo amordazado que intenta hablar. Parece que soy el único que lo escucha, no quiero saber de qué se trata así que susurro una letanía a Ulric entre labios para no escuchar otra cosa.
Salimos al exterior, no parece haber más enemigos. Desde el lindero del bosque aparece el Padre Odo que nos apremia para que vayamos  a su encuentro.
-Lo habéis logrado, ¡bien hecho!- Dice el rostro ensombrecido. -El objeto es más poderoso de lo que me temía. Debemos de llevarlo a Altdorf, allí nos espera un Magister del Colegio de Magia Celestial, él sabrá que hacer. Esa era la misión de los hermanos que han caído.-
Regresamos heridos y muy cansados a la barricada. Los patrulleros y los aldeanos están listos para partir, nos estaban esperando. Hacia nosotros se dirige uno de los patrulla de caminos con largas zancadas.
-¡Nos habéis retrasado! Hemos perdido medio día- Grita Segfried Sehtred.
-Habed continuado.- replica Barak.
- Nadie os pidió que esperaseis-  Añade  Eddrick, después de lo acontecido en el bosque no estamos para reprimendas. El guardia se marcha enfurruñado hacia las carretas y se nos acerca otro hombre con el rostro cubierto de feas cicatrices.
-Disculpad a Segfried- dice en tono amistoso. –Os necesitamos para llegar a salvo a Delzberg, son dos días de viaje y tienen miedo, será peligroso.-
-No temáis. Os acompañaremos.- Contesto.
Barak se intercambia unas cuantas palabras con Thrumbor, el jefe de los enanos, y le muestra el martillo que encontramos, siguen hablando un buen rato, mandan llamar a un enano que más tarde regresa con un cofre metálico  que entrega a Barak. Tras  curar nuestras heridas y reponernos un poco nos repartimos entre las carretas, que ha reparado Pieter Brush (uno de los supervivientes)  y los caballos a fin de continuar viaje. Cuando me acerco al caballo éste relincha asustado e intenta evitarme, lo mismo ocurre con el resto de animales, parecen notar la presencia maligna del maligno amuleto. Barak me entrega el cofre para que guardemos el cráneo, estaremos más seguros así.
Nos despedimos de los enanos y hacia el mediodía partimos. Primero va la carreta ocupada por  Aldelbert Mos un herrero, le acompaña su hijo Rolf Mos, que enviudó durante la invasión, y el hijo de éste Berston Mos de tan solo cuatro años de edad, junto a ellos va el Padre Odo. Después va la carreta de Pieter Brush, carretero, con su hija Vilena Brush,  su esposo Fritz Künde y los hijos de ambos Nicolas y Egna, de diez y seis años respectivamente. En esa misma carreta viaja Illesia. Les sigue la carreta del buhonero. Los dos patrullas de caminos Segfried yUlrike viajan a pie al igual que el enano, siempre acompañado de cerca por el mercenario,  y el ogro. El leñador ata su caballo a un carro y tras quitarse la cota de mallas nos informa de que se irá adelantando como batidor para evitar emboscadas. El caza ratas y yo vamos a caballo.
A media tarde Eddrick regresa alarmado, parece ser que ha encontrado un montón de huellas recientes de hombres bestia. Estamos rodeados y de un momento a otro caerán sobre nosotros. Repartimos armas entre los supervivientes y tras montarse todos, salvo el ogro, en las carretas espoleamos los caballos para intentar alejar al enemigo. Del lado izquierdo de la calzada surgen siete hombres bestias que se abalanzan sobre los carros enarbolando sus armas. Eddrick ataca al primero que se acerca a una carreta hiriéndole, su rival se revuelve y acierta con la espada en el cuerpo del leñador que hace un barrido con su hacha que aleja lo suficiente a su rival para reponerse del golpe, la bestia coge impulso y golpea con todas sus fuerzas sin que haya acierto, Eddrick  levanta su enorme hacha sobre su cabeza y descarga un fuerte golpe vertical que acaba con la vida del bestigor. Yo aprovecho la inercia de mi montura y descargo un tremendo golpe con la maza matando a uno de ellos que había sido herido previamente por las flechas de Pieter que no deja de disparar el arco que le ha dejado Eddrick. Thomas por su parte no para de lanzar piedras con su onda impactando en uno u otro enemigo. Rokatanski destroza a otro con tres certeros y demoledores golpes de su garrote a la vez que ruge enfurecido,  uno de los atacantes queda atemorizado por el bramido del ogro y rápidamente desaparece debajo del garrote del  temido ogro, su ataque lo retrasa de nuestra huida y aunque nos sigue poco a poco lo dejamos atrás. Barak es herido por una flecha enemiga, mientras se arranca la saeta del muslo un hombre bestia logra encaramarse en la carreta en la que se encuentra, rápidamente suelta su ballesta y arremete con su hacha, el hombre bestia  para con su arma el potente golpe pero el impulso de la embestida le hace perder el equilibrio y cae de la carreta, antes de conseguir ponerse en pie Rokatanski llega a su altura y lo aplasta contra el suelo de un fuerte golpe de su garrote. Eddrick tras acabar con el primero  intercambia golpes con otro hombre bestia que ha subido a la carreta de Illesia, está sangrando por varios cortes, al igual que su contrincante, pero aun así con cada golpe de su hacha hace retroceder a su enemigo que se encuentra al filo de la carreta. El bestigor le lanza un golpe del revés con su espada que Eddrick  esquiva lazándose al suelo, mientras se incorpora golpea en una pierna haciendo caer al suelo al pobre infeliz que nuevamente es aniquilado por el ogro, que cada vez que recupera el aliento nos grita que nos detengamos. Otro bestigor se sube a la carreta donde están Barak y Thomas y ataca al joven imberbe que apenas tiene tiempo de arrojar su honda al suelo y detener el golpe con su espada, una vez recuperado del rápido ataque hostiga a su enemigo haciéndole retroceder hasta que cae al suelo, yo le ataco desde mi caballo dándole un leve golpe en el hombro con mi maza, Barak que ha recuperado su ballesta clava profundamente un virote en el pecho que acaba con la vida del último enemigo.
Hemos acabado con ellos, pero todos nosotros estamos heridos de gravedad, debemos descansar en un lugar seguro y recuperarnos de nuestras heridas. Ulrike nos avisa de que pronto anochecerá y que cerca de donde nos encontramos hay una vieja posta abandonada donde podremos descansar a salvo……

martes, 13 de marzo de 2012

Capitulo III

        
En el interior de la posada nadie ha echado de menos a Harmish Flores, el grupo se sienta a una mesa y una rolliza camarera  se presenta como Marta, la dueña del local, junto a ellas otras tres mujeres se afanan en atender a los clientes.
-¿Hay alguna habitación disponible?- Pregunta  Thomas
-Todo está ocupado señores, solo queda hueco en la sala común.- Sonríe Marta.
-¿Seguro que no queda ninguna libre?- Insiste el chico mientras muestra una brillosa en la mano.
-No tengo por costumbre molestara mis huéspedes, mucho menos a siete mercenarios armados que han pagado por adelantado. No hay ningún otro sitio donde alojarse por los alrededores así que los señores dirán…- contesta impaciente.
-Comida y cerveza para todos.- gruñe Barack.
Thomas paga con una corona de oro que nos ha entregado Rokatanski para correr con los gastos hasta llegar a Altdorf, teniendo en cuenta lo que come el ogro está claro que lo suyo no son las matemáticas. Mientras nos sirve un plato de estofado le pedimos a la camarera que nos prepare unas viandas para mañana y nos enteramos que los hombres armados llegaron a caballo a última hora de la tarde, son extranjeros y se dirigen hacia el sur. Últimamente muchos soldados de la casa Dannet están viajando hacia el sur. No habrá diligencia alguna antes de tres días.
Tras llenar nuestras barrigas nos arrebujamos en la esquina mas apartada y disponemos las guardias para dormir un poco. Seguimos en territorio Dannet,   probablemente los mercenarios alojados en la plante de arriba sean los mismos que perdieron a Illesia y ahora intentan recuperarla, ante todo hay que proteger a la chica,  será mejor que intentemos pasar desapercibidos. Saldremos con las primeras luces del alba.
Tras una noche apacible y sin incidencias amanece, estamos tomándonos un frugal desayuno cuando un hombre de unos 40 años y más ancho que alto  cargado con una pesada mochila se nos acerca.
-Veo que partirán en seguida, ¿podría unirme a vuestro  grupo? Odio viajar solo, no me vendría mal algo de compañía, viajo solo con Pati y la verdad es que no es muy habladora.- Y sin dar tiempo a que contestemos añade.-Mi nombre es Rog Thunders, comerciante mercader transeúnte a su servicio. Esperaré fuera a que terminéis.-
Pertrechamos nuestros dos caballos junto con el de Harmish listos para partir seguidos por Thunders y su mula Pati. A los pocos pasos se nos une Gotthold parece ser que ha pasado la noche a la intemperie, no quiere que le acusen de cuatrero. La mañana trascurre sin nada destacable  mientras Thunders nos aburre con su charla.
-O mucho me equivoco o se van a agravar los problemas entre los Dannet y los Steiguer, todo dependerá de lo  que decida el Emperador. Uno de esos condenados señores pasará a la historia, tan seguro como que…..bla bla bla, bla bla bla…….-
-¡¡¡Silencio!!!- Susurra Barack. –Hay alguien en el camino.-
Shhuthhh, shuthhh.  Vemos pasar varias saetas que se clavan en el cuerpo de Thunders y de Thomas, afortunadamente nada de gravedad. Harmish no ha tenido tanta suerte, yace en el suelo con un virote atravesándole el cuello, el pobre se está ahogando en su propia sangre. Sin duda un fin merecido para tan vil persona, aunque demasiado pronto para nuestros intereses.
Seis bandidos salen al camino con sus armas en las manos y se dirigen hacia nosotros. Desenfundamos nuestras armas y nos abalanzamos al combate. Tres de ellos se intentan atrapar a la chica mientras otros tres se emparejan con Gotthold, Eddrick y con Rog.  Junto con el ogro me interpongo entre los atacantes y la joven. Eddrick  acierta con un tajo profundo en la pierna derecha de uno de los bandidos que contraataca con un débil golpe debido al dolor de la herida que Eddrick esquiva con facilidad a la vez que asesta un golpe demoledor con su gran hacha sesgando la vida y medio cuerpo del infeliz bandido. Gotthold por su parte asesta varios golpes con la maza a su rival que se mantiene en pie con dificultad. Thomas se ha separado del grupo y acierta con su honda  en la espalda del rival que esta emparejado con Rog, que no deja de chillar mientras se defiende con la tapa de un barril que llevaba en su carreta. Mi contrincante me hace sudar, esquivo y paro con dificultad sus veloces golpes mientras intento encontrar un hueco en su guardia que me permita derrotarlo. De repente Rokatanski ruge enfurecido y los bandidos lo miran atemorizados, la visión ante ti de un ogro de tres metros enfurecido no debe de ser muy tranquilizadora,  con su enorme garrote destroza las piernas de uno de sus dos contrincantes y al siguiente golpe aplasta el cuerpo entero del otro asaltante contra el suelo. Tanto Gotthold como yo aprovechamos la distracción de nuestros rivales y atizamos sendos golpes mortales a nuestros oponentes. Levanto la cabeza a tiempo de ver como Eddrick cercena la cabeza del último bandido cuando éste se disponía a rematar en el suelo a un aterrorizado e indefenso Rog.
Harmish Flores ha muerto, nadie llorará su perdida, aunque ha desaparecido un testigo vital para condenar al caballero zorro por sus viles actos.
Eddrick registra los cuerpos de los caídos. Le da al joven Thomas 5 chelines de uno de los asaltantes, el resto carece de valor.  Nada que nos diga si han sido enviados por alguien con algún propósito más que nuestras bolsas.
Eddrick carga el caballo de Harmish con sus pertenencias y seguimos caminando alerta y en silencio ante la posibilidad de nuevos ataques. A mediodía nos detenemos a un lado del camino para comer unas un poco de pan duro con queso. Tras el breve descanso de pronto Rokatanski se pone en guardia, al instante siguiente miro desconcertado, nos encontramos unos metros más adelante en el camino, Gotthold nos mira mientras hace un signo contra la brujería y dispara una flecha hacia la espesura del bosque. Nos dice que hemos estado hablando solos, según el mercenario estamos malditos y creo que no es el único que piensa así después de haber sufrido episodios similares a lo largo de los últimos días.
Continuamos el viaje, Thunders nos dice que a una hora de marcha se encuentra la aldea de Sutton. Seguimos adelante, Eddrick viaja junto a  Illesia en actitud protectora. Debemos protegerla,  por fin el resto del grupo se da cuenta de su importancia.
Al atardecer llegamos a Sutton. En la plaza del pueblo se encuentra congregada gran cantidad de personas en torno a una persona subida a un barril que intenta desesperadamente calmar a los aldeanos. Finalmente la gente desiste y empieza a marcharse a sus hogares. Rápidamente Thunders se apea del carromato y empieza a pregonar  a la vez que muestra todo tipo de artículos, no pierde el tiempo el buhonero.
-¿Qué ocurre? Buen hombre- pregunto a un anciano entre la muchedumbre.
-Hace dos días que no llegan suministros por el camino imperial, parece ser que alguien o algo ha bloqueado el camino.- escupe al suelo y nos mira.-Los pocos hombres que quedan en la aldea no podrían defenderla ni de un ataque de cerdos, si los sarnosos guardias de caminos no reabren el maldito camino moriremos de hambre.-
-Seguro que así será. Con la ayuda de Ulric pronto quedará libre el camino.-
-Yo no estaría tan seguro.- contesta con gesto agrio.-Hace  un día una partida de hombres armados salió de Sutton para averiguar qué ocurría y aún no ha vuelto ninguno, seguro que están todos muertos como lo estaremos todos en pocos días.- y se aleja  con paso tambaleante.
-Deberíamos volver a Middenheim, el bosque no es seguro.- Dice Gotthold.
-Seguiremos adelante, a Ulric no le da miedo ningún bosque, norteño.- Le contesto.
-Solo digo que volvamos o esperemos a que regrese alguien con noticias de lo que ocurre, no es seguro seguir a ciegas por el camino.- Añade
-Seguiremos por el camino al amanecer. Solo porque no sepamos que ocurre no vamos a correr  a escondernos con el rabo entre las piernas.- respondo en tono airado. Este norteño me  avergüenza con sus ridículos temores y cuentos de brujas.
Dicho esto entramos en la posada donde pasaremos la noche. Justo cuando estamos entrando vemos como un grupo de guerreros armados a caballo cruza el pueblo sin detenerse y continúa por el camino. Los mercenarios nos han adelantado, al menos no se han percatado de nuestra presencia.
Mientras tomamos algo caliente en una mesa de la taberna nos enteramos de que hace un par de días los Dannet pasaron por aquí y decidieron tomar otro camino hacia el sur internándose en el Drakwald.  Rog  paga la cena, está muy contento, la tarde ha ido bien para su bolsillo. Pasamos una tranquila noche en la habitación comunal sin ninguna incidencia. Por la mañana antes de partir Eddrick nos informa que ha descubierto que los problemas con el suministro tienen que ver con una mina enana que hay a unas cuantas horas de camino.
Tras un rápido desayuno nos ponemos en marcha. Para prevenir encuentros inesperados Eddrick  se adelanta un centenar de pasos al resto del grupo y se interna en la espesura del bosque siguiendo los márgenes del camino, nos avisará si ve algo extraño. A medio día regresa…
- Un poco más adelante hay una gran barricada que corta el camino.- comenta Eddrick  -Hay varias carretas varadas en un claro junto al camino, así como varios viajeros. Están tranquilos, como si esperasen  a que les dejaran paso…-
-Sera mejor que se adelante alguien al resto del grupo, a ver qué se puede averiguar.- señala Barack.
-Iremos yo y el buhonero- Dice decidido Eddrick -Nadie sospechara de nosotros.-
¡¡¡¡Fiiiuuuuiiiffff!!!!  El silbido de Eddrick nos dice que no hay peligro. Nos está esperando en medio del camino. Hay enorme barricada  situada en una zona escarpada entre la impenetrable espesura del bosque, está formada en parte por decenas de vagonetas de minería amontonadas junto con toneles y troncos de árboles , situados en mitad de la carretera impidiendo el paso, parece ser obra de enanos, pues varios de ellos están armados y vigilando desde la barricada.
-Mirad ahí.- Dice Eddrick asombrado mientras señala a un grupo de personas.
-¡¡¡Por Ulric!!! No es posible, les vimos morir.- Digo alarmado.
A un lateral de la vía tres cazadores de brujas sigmaritas, con parches en uno de los  ojos, charlan alegremente mientras sus caballos pacen a pocos metros. Son ellos, ¿cómo es posible? Está quien parece ser su líder, Wilfred Torehbud, un hombre de mediana edad, rechoncho y calvo, junto con sus dos compañeros, Jack Harnhess que es un hombre imponente, es alto y musculoso de cabello oscuro, el lado izquierdo de su mandíbula está partido en dos por una fea cicatriz ylo que más nos sorprende es que tiene ¡¡sus dos manos intactas!!   por último el joven rubio y fornido Julian Tennan. Eddrick, Barack, yo e incluso Rokatanski nos miramos  estupefactos sin dar crédito a lo que ven nuestros ojos.
-Otra vez  nos encontramos.- Dice Wilfred que lleva un rato mirándonos. –Acercaos. Parece que hayáis visto un fantasma. Venid y hablemos.-
-Si no sois un fantasma…¿Cómo , en nombre de Ulric, os explicáis que estéis hablando con nosotros después de haber muerto a manos de los hombres bestia?- Le digo mientras nos acercamos a ellos.
-Te equivocas amigo, cuando nos vimos la última vez…..- contesta Jack
-Sshhh- le interrumpe Wilfred- No digas nada…. Todo a su tiempo, todavía es pronto para ellos. No pueden saberlo.-
-Sentimos el malentendido  durante los disturbios de Altdorf.-Comenta un despreocupado  Julian.
-¡Silencio!, aun no ha pasado.- el tono brusco y cortante de Wilfred hace enmudecer al joven Julian, que acacha la cabeza avergonzado.
-¡¡¡Os vi morir hace cuatro días cerca de Middenheim, ibais tras un culto de Tzench cuando nos encontramos en el bosque. Estabas herido y a tu compañero Julian  había perdido la mano derecha después  os vimos  morir, vimos vuestros cuerpos sin vida. Acaso sois demonios que quieren apresarnos.  No quiero saber nada de vosotros!!!-  Les grita Eddrick y se marcha lejos de ellos.
-Brujería.- susurra Gotthold mientras hace un raro signo y se marcha con el leñador.
Barack y yo nos sentamos junto a los cazadores de brujas y les contamos lo sucedido la última vez que les vimos, así como que nos dirigimos a Altdorf con la hija de Ander Steiger, Illesia. Wilfred asiente mientras escucha nuestro relato, parece que no le sorprende nuestro relato aunque se muestra serio y apesadumbrado Nos dice que van hacia Middenheim tras el rastro de  un culto de Tzench que está actuando en Middenheim, aunque no entra en detalles. Al ser preguntado al respecto nos dice que los parches que llevan les protegen de algún modo del culto caótico
-Somos soldados en la lucha contra el caos, unos pocos de muchos.- nos dice Wilfred.-Tal vez algún día vosotros seáis capaces de hacer lo mismo. Hasta entonces deberéis de ser cuidadosos en estos bosques.- Se levanta y modo de despedida añade.- En el nombre de Sigmar, que su gracia os proteja.-
Tras la charla Barack se acerca a hablar con los de su raza mientras yo informo al resto del grupo de nuestro parlamento. Tras preparar nuestros pertrechos para pasar la noche en el camino regresa Barack, nos comenta que al parecer los enanos se han revelado y han cortado el camino, encontraron una veta rica en hierro, arriba en la colina, llevan explotándola casi un año sin ningún percance y hace unos pocos días fueron atacados por un grupo de guardias armados que destrozaron todo, por si fuera poco después envenenaron el agua de los pozos y se encuentran sin agua potable. Han cerrado el camino esperando así que cesen los ataques y no lo abrirán hasta que estén seguros de no sufrir más ataques. Están hartos de los reproches de los viajeros y teme que de un momento a otro empiece una trifulca por parte de cualquiera de los dos bandos. Los viajeros acampados han visto pasar por el bosque  a un grupo de mercenarios y a patrullas de caminos. Es posible que se trate de la nueva banda del zorro que se hayan disfrazado de patrullas y sigan creando desconcierto halla donde van, ignoramos con que propósito.
Comprobamos los alrededores en busca de algún rastro  y Eddrick encuentra unas huellas difusas que se internan en el bosque rodeando la colina, un poco más adelante hay signos de haber movido las rocas recientemente, no logramos hallar nada más. Nos distribuimos en guardias de dos y nos acostamos a dormir.
-No hagas ruido humano.- susurra Barack  en el oído de Eddrick.-Hay un grupo de asquerosos Skavens asesinando a los humanos dormidos.- Eddrick comprueba con sus propios ojos a un ser bajito y enclenque, vestido con mugrientos harapos de los que sale una fea y rosada cola sin pelo, de la capucha que le cubre la cabeza sobresale un feo hocico peludo que olfatea el aire a la vez que emite débiles chillidos. El hedor es insoportable.
-¡¡¡Aaahhggrrrrr!!!- grita Gotthold que tras ser despertado por Barack coge su arma y se abalanza contra la criatura más cercana. El grito de guerra del norlandés nos despierta al resto del grupo justo a tiempo de coger nuestras armas y defendernos de la primera  oleada  de estas pestilentes criaturas. Los viles seres nos superan en número y nos rodean por todas partes, Eddrick  y Thomas son heridos en la primera embestida y más y más criaturas se suman al ataque desde la oscuridad. Cada uno de nosotros tenemos a dos skavens al frente que no dejan de lanzarnos tajos con sus cuchillos oxidados. Rokatanski aplasta a uno de ellos con un potente garrotazo  y rápidamente dos ratas más ocupan el lugar del  caído. Gotthold por su parte se ataca con la furia de Ulric a sus rivales, tres criaturas le rodean y le lanzan cuchilladas por todas partes, pero a sus pies yacen inertes en breves momentos y el was-jutón sigue rugiendo un desafío cada vez que golpea fuertemente a otro de sus rivales, de los cuales, uno le asesta una certera cuchillada en el hombro que le hace rabiar de dolor. Thomas  se defiende como puede del ataque de dos de estos engendros, su perro pulgoso muerde en una pierna a uno de ellos y éste le lanza una cuchillada en el lomo que pone en fuga al lastimero animal. Thomas pierde por un momento la concentración ante los dolorosos aullidos de su fiel compañero y lo paga con un profundo corte en el brazo que le hace caer al suelo, su atacante salta sobre él para rematarlo pero se ve lanzado por los aires tras un tremendo golpe del garrote de Rokatanski que ruge enfurecido. Tal acción deja aterrorizado al otro skaven que es aplastado por el ogro. Thomas aprovecha que no tiene ningún enemigo encima y corre tras su chucho a lamerse las heridas, parece que le vienen grandes estas alimañas al cazador de ratas. Eddrick se encuentra rodeado de ratas, sangra por varios cortes, pero mantiene a raya a sus enemigos, los barridos de su gran hacha han sesgado las extremidades y la vida de más de una de esas alimañas. Yo por mi parte he acabado con dos hediondas criaturas y lanzo una plegaria a Ulric con cada uno de mis golpes para que me de fuerzas y logre acabar con el mayor numero de ellas, aunque poco a poco noto como mis cansados músculos golpean cada vez con menos fuerza. Son demasiados, por cada uno que matamos aparecen dos más para ocupar su lugar, parece que su número no tiene fin, si estuviéramos organizados como Ulric manda podríamos aguantar durante más tiempo…..
De repente una potente canción cantada por decenas de voces que recuerda al golpear de la roca inunda nuestros oídos. ¡¡¡Los enanos se han unido al combate!!! Cada golpe de sus martillos, hachas o mazas deja a una de esas horribles alimañas sin vida. Cada vez se oyen más agudos chillidos y los skavens que continúan con vida huyen por doquier. ¡¡¡VICTORIA!!!
Doy gracias a Ulric por haberme permitido sesgar la vida de estas infectas criaturas. En el combate han perecido más de las  dos terceras partes de los acampados y todo está destrozado. Vamos a la zona donde se encontraban los cazadores de brujas sigmaritas, parece ser que todos han sobrevivido aunque están bastante heridos, sin embargo todos nos quedamos estupefactos cuando Jack Harnhess se vuelve hacia nosotros y descubrimos que lleva el brazo derecho en cabestrillo y allí donde debería de haber una mano solo hay unas vendas manchadas de sangre. Todos están tal y como los vimos hace dos días…….



viernes, 9 de marzo de 2012

Capítulo II


Tras curar nuestras heridas cogemos los dos caballos que han dejado los cazadores de brujas, a ellos ya no les serán útiles y recuperaremos algo de tiempo.  Los soldados han muerto, solo el ogro sobrevive. Klaus no se encuentra entre los caídos, pero al parecer ha aprovechado la refriega para marcharse. Nos dirigimos al cementerio, debemos llegar antes del anochecer.
 Barack nos da un parche a  Eddrick  y otro a mí.
-Me los dio el cazador de brujas manco antes de morir.- Dice algo apesadumbrado.
-Esto no vale para nada.-  Digo después de probarme el parche en ambos ojos. Lo tiro al suelo, pero Eddrick  lo recoge, cree que será importante.
   Avanzamos en silencio por el  frío bosque, el ogro nos guía hacia el cementerio que nos indicaron los extraños cazadores de brujas. Tras varias horas de marcha llegamos a última hora de la tarde a una pequeña aldea, no son más que seis o siete casas alrededor de una pequeña taberna. Al entrar nos sorprende encontrarnos con Thomas sentado junto a un nórdico tomando una cerveza.
-¡¡Amigos, que pequeño es Middenland!! - Saluda  alegremente. -Sentaos y tomaros algo, este es Gotthold Schurz, le he acompañado desde Middenheim, tiene que entregar un mensaje a alguien.-
-¿A quién?- Contesto.
-La verdad es que no lo sabemos.- contesta Thomas tras cerrar un momento los ojos y rememorar en su cabeza el extraño encuentro.
Bebiendo en una posada de Middenheim, en un rato de tranquilidad, una buena mañana, de esas que ni son fría ni cálidas. Mientras el joven cazarratas se ausentaba en sus labores. Al segundo trago de una cerveza no muy aguada. Alguien interrumpe. Una mirada... y son tres, todos ellos con el ojo derecho cubierto por un parche, y con los rostros cansados, el cubretodo cubierto de polvo, y las botas gastadas....
- Saludos maese Gotthold.- dice uno de ellos retirándose el sombrero de ala ancha. Su aspecto de hombre rechoncho y calvo, pero la mirada parece darle el porte que la primera impresión le quita.
Que te llamen por tu nombre en tierra extraña hace que casi te atragantes con el tercer buche que iba a darle a la jarra.
-¿Cómo me conocéis?- pregunta tras sobreponerse a la tos.
- Sé que buscáis trabajo. Después de la guerra un miliciano necesita un trabajo para llevarse algo decente a la boca. Me llamo Wilfred Torehbud... necesito que llevéis esta carta a su destino.- Del interior del cubretodo saca un sobre de pergamino con un gran sello lacrado. Debéis llevarlo a una aldea cerca de la residencia del conde Ander Steiger.
- Creo que está un poco desviado de mi camino.- responde, intentando llevar la negociación.
- ¿Serán suficientes dos coronas de oro? Debéis de entregar este sobre antes del anochecer.-
Se sorprendió que antes de darse cuenta tenía el sobre en la mano, y una moneda entre los dientes. Su resistencia y sabor... verificaban la autenticidad. En el sobre... las letras OF se incrustaba en el lacrado. Y con buena caligrafía un nombre...
-Solo me dieron esto-  añade Gotthold a la vez que muestra un papel lacrado. -Me pagaron dos Karls por traer esto a este pueblucho.-
-¿Puedo verlo?-   Mi sorpresa es mayúscula cuando veo que el mensaje va dirigido a mí. Gotthold no se fía que sea cierto y Barack tiene que ratificar que es para mí antes de que el desconfiado nórdico acepte. El mensaje es algo enigmático… conoce a tu enemigo.
-¿Quién te lo dio?-
-Un hombre calvo, con sombrero y un parche en el ojo me lo entregó hace dos días. -Contesta Gotthold.
¡¡¡Uno de los cazadores de brujas  le entregó la nota antes de conocernos y además sabía que estaríamos en esta aldea!!!  Parece que nuestros amigos saben todos nuestros pasos incluso antes de que los demos. Será mejor que vayamos al cementerio antes de se haga de noche tal y como nos advirtieron.
Barack  acuerda un precio con Gotthold para contratar sus servicios como mercenario. Nos pertrechamos con una antorcha y tras atar los caballos en los establos de la posada nos dirigimos al cementerio que se encuentra a unos cien pasos de la taberna, en la cima de una pequeña colina. Parece ser que Rokatanski ha decidido que es más útil  si se queda comiéndose uno de los caballos que lleva todo el día arrastrando que acompañándonos, ¡¡ogros!!
Abrimos la verja. Silencio. Coronando la pequeña colina se encuentran unos cuantos mausoleos, logramos distinguir el reflejo de un fuego entre las paredes. A ambos lados del camino hay dos figuras de mármol, una representación de Morr, un hombre con túnica juntando las manos en un rezo, de la espalda le sobresalen dos enormes alas. Me dirijo directamente hacia el fuego, Ulric siempre toma el camino directo, mientras mis compañeros me flanquean a ambos lados del camino. Parece que se escuchan unas voces apagadas.
A mitad de camino nos encontramos con otras dos estatuas idénticas a las anteriores. Eddrick  y Barack  vuelven al camino y contemplan recelosos las dos nuevas efigies. Al volver la vista hacia la entrada del cementerio nos sorprende ver a las otras dos figuras inmóviles en mitad del camino algo más cerca de nosotros. De pronto Eddrick  corre hacia los mausoleos, ¿habrá visto algo que los demás ignoramos?, le sigo. Thomas se oculta del camino y avanza sigilosamente. Barack se pone un parche en el ojo  y avanza despacio,  Gotthold avanza por el camino sin alejarse demasiado de su contratista. Cuando miramos atrás vemos como las dos esculturas se han vuelto a mover, han avanzado un buen trecho  y están en posición de ataque mirándonos.
Llegamos a la cima y tras un rápido vistazo observamos como dos hombres están dialogando junto a una hoguera, parece que están impacientes y esperan la llegada de alguien. Tras ellos una muchacha de unos 16 años se encuentra maniatada bajo una de esas estatuas. Barack empieza a repartir instrucciones al grupo para rodear a los captores.
-¡¡¡Por Ulric!!! - Grito mientras me abalanzo sobre los sorprendidos rufianes. Barack se queda maldiciendo, mientras a mi lado ataca Gotthold. Caemos sobre ellos mientras cogen sus armas, tras un breve intercambio de golpes el nórdico elimina a su contrincante y se dispone a echarme una mano. Mi rival aguanta bien el mis golpes pero tras incorporarse un compañero más al ataque, el bandido es incapaz de mantenernos a raya y cae al suelo  muerto  por un certero golpe de mis mazas.
Mientras nosotros nos encargamos de los criminales, Eddrick coge a la muchacha, de pronto la estatua  alza sus manos contra el sin conseguir atraparlo. Thomas llaga donde se encuentra la niña y empuja la estatua con la intención de derribarla del pedestal, debe de pensar que pesa como alguna de las ratas que suele cazar para ganarse la vida, el pobre infeliz no consigue moverla ni siquiera un palmo. Eddrick empuña su gran hacha de leñador y asesta un fuerte golpe a la efigie aun así solo consigue mellar el filo de su arma. Rápidamente Eddrick incorpora a la joven y tras cogerla fuertemente de la mano, corren.
-¡¡¡Vamos!! Ya tenemos a la niña, vayámonos de aquí!- Grita mientras se aleja hacia una de las entradas del cementerio.
Barack, se encuentra en la periferia del combate vigilando las estatuas del camino, no logra entender cómo se desplazan si no las vemos  moverse. De pronto una de ellas se ha colocado a su espalda  sin que el enano logre percatarse. Un terrible golpe en la cabeza le abre una fea brecha y la sangre que mana le oculta medio rostro, cualquier humano habría caído ante semejante impacto, por suerte es un enano. Se gira con la intención de atacar a su agresor pero comprende rápidamente que nuestras armas no pueden dañar la piedra.
-¡¡Vámonos de aquí!!- vocifera mientras se da la vuelta y echa a correr.
Gotthold y yo valoramos la situación tras haber eliminado a los forajidos. La talla alada que había junto a la cautiva esta a nuestras espaldas en posición de ataque. Cuando la miramos está completamente inmóvil.
-¡Brujería!- exclama Gotthold y tras ver que Barack ya se ha ido, corre hacia la salida imitando a su patrón.
No sé qué es lo que todos temen, la verdad es que parecen poderosas estas efigies pero están inmóviles, así que levanto mi maza y golpeo con todas mis fuerzas la cabeza de la más cercana. Mi arma rebota sin causar daño a la piedra. Lo mejor será marcharse junto con mis compañeros, emprendo camino hacia la salida cubriendo la huida de mis amigos. Eddrick se encuentra arrodillado en medio del camino, está con el hacha en la mano y mira desconcertado a ambos lados. Se levanta y corre junto a la doncella hasta la salida del cementerio donde derriba la cancela de un hachazo. Poco a poco vamos llegando todos y volvemos a la posada. Un último vistazo y vemos como media docena de estatuas están llegando a la puerta.
Por el camino Eddrick habla con la chica, le cuenta que nos ha contratado su padre y que la llevaremos sana y salva, no tiene nada que temer. Gotthold dice que hay que avisar a la milicia de que una bruja a animado las piedras y el poblado sino el imperio entero corre peligro y se marcha. Al llegar a la posada la niña corre a abrazarse a un Rokatanski que estaba durmiendo junto al fuego. Mientras curo las heridas del enano llega Gotthold algo apesadumbrado, al parecer no hay milicia ni nadie al que avisar. El posadero nos sirve algo caliente para comer y entrar en calor, mientras dialogamos…
-Debemos volver al cementerio y terminar lo que hemos empezado.- Digo a mis compañeros.
-¡Estás loco! Hemos rescatado a la niña, llevémosla con su padre y cobremos el dinero.- Responde Eddrick.
-Estoy de acuerdo con el leñador, cobremos nuestro oro.- añade Barack.
-Trabajo.- pronuncia el ogro mientras nos mira con desconfianza.
-Hemos venido desde Middenheim para ver si estaba relacionado este caso con el de la ciudad, y aun no lo hemos hecho. Además, ¿muéstrame el contrato Roky?- Le digo al ogro. Éste me lo entrega y leo en voz alta la parte final. –“….rescatar y llevar a Altdorf a la hija del señor Steiguer…..”
- Maldita sea. Así que tendremos que llegar a Altdorf para cobrar mi oro…..- comenta Barack muy malhumorado. -Será mejor que descansemos lo que queda de noche, nos queda un largo viaje. Por la mañana iremos a tu cementerio humano.-
 Antes de ir a  dormir interrogo a la joven noble  (Illesia) sobre sus captores. Su padre contrató a unos mercenarios para que la escoltaran hasta Altdorf. Sufrieron un ataque el primer día de marcha, cree que vio en los asaltantes el  emblema de la casa Dannet (una granada atravesada con una flecha). Que después de eso la llevaran de una lado para otro pasando por varias manos y finalmente la dejaron en el cementerio con dos guardias, puede que Adam Dannet intente impedir su boda en la capital. No le hicieron ningún daño ni nada extraño. No sabe nada del silencio.
Amanece.  Tras desayunar nos ponemos en marcha. En el cementerio no queda ni rastro de las estatuas aladas. Solo quedan los cadáveres junto a los restos de la hoguera. No llevan nada que nos sea de utilidad para esclarecer lo sucedido. Gotthold y Thomas se reparten las escasas pertenencias, dos espadas y 30 chelines. Partimos hacia Altdorf, habrá que atravesar el sombrío y peligroso Drakwald. Buscaremos una diligencia en alguna de las postas del camino imperial. Pasamos toda la mañana caminando, nos cruzamos varios aldeanos que nos miran de arriba abajo sin intercambiar palabra con nosotros.
Al  atardecer llegamos a una posta “la taberna de Dag”. Primero entra Gotthold para asegurarse de que no hay peligro. La posta está llena de gente, el tabernero es un kislevita, Dag Molensky, no hay nada que temer.  El posadero nos informa que la última diligencia pasó hace dos días, tardará  al menos una semana en pasar otra. Nos sentamos a una mesa para comer. Thomas nos informa que solo disponen de una habitación libre además de la sala común, ha pagado una corona de oro, el muy idiota ha debido inhalar demasiados gases pútridos en las cloacas de Middenheim mientras trabajaba. Illesia hablará con Rokatanski para que corra con los gastos. Una de las camareras, la hija del tabernero, no le quita ojo a nuestro pequeño Thomas.
Eddrick sube a la habitación con  Illesia, mientras el resto nos dispersamos por la taberna en busca de información. Un borracho se acerca al enano para comentarle algo al oído y Gotthold lo coge del brazo y le dice que se marche y no moleste. Mientras yo me acerco a un hombre que está en la barra.
- Solo los bastardos son amigos de los Steiguer.- Dice mirando al ogro con el  blasón blanquiazul y después me mira a mí.
-¿Me has llamado bastardo?- Sonrío y sin esperar respuesta le pego un puñetazo que lo deja por el suelo. -¿Algo más que añadir?- .El aldeano se levanta y sale corriendo.
El tabernero informa que los Steiguer se han dedicado a atacar y saquear todas las aldeas que encuentran en las propiedades del señor Dannet. Será mejor que hablemos con Illesia para que le diga al ogro que se quite el tabardo de con los colores de su casa. No se ve a Thomas por ningún lado, y curiosamente la camarera también ha desaparecido.
Decidimos hacer guardias durante la noche para proteger a Illesia. Gotthold y yo la primera. A las pocas horas Gotthold grita en el pasillo, salgo de la habitación de la joven, de pronto me veo rodeado por el resto del grupo, tengo la mente en blanco  y el arma manchada de una sangre negruzca en la mano. Ha vuelto a ocurrir de nuevo. Debemos anotar las veces que nos ocurra, puede que sea el silencio como decía Klaus, parece que se hacía los cortes para intentar recordarlo. Sufrimos un encuentro, normalmente por separado, y cuando acaba no recordamos nada de lo sucedido. ¿Quién es nuestro enemigo? ¿Cómo derrotarlo sino recordamos nada?
Amanece. Thomas tiene una sonrisa de oreja a oreja. La mujer del posadero nos informa de que a menos de un día de viaje encontraremos otra posta. Illesia a convencido a Roky para que oculte su blasón. Antes de partir nos enteramos de que el llamado “caballero del zorro” ha estado reclutando mercenarios y que le pareció raro que llevara varios escudos de la apestosa casa Steiguer. Al parecer esto ocurrió poco después de que la niña fuera raptada.
Por el camino nos cruzamos con varios viajeros que nos dicen que un rico comerciante, Ruben Pipper, viaja con Adam Dannet y un grupo de unos 25 hombres armados. Parece ser que se ha prometido con Iris Dannet, la primogénita de la casa Dannet, quien misteriosamente también ha desaparecido.
A medio día divisamos una nube de polvo al fondo, en el camino. Debe de ser un grupo numeroso a caballo. Los esperamos a un lado del camino. Gotthold se esconde tras un árbol. Son 8 jinetes fuertemente armados.
-Saludos en nombre de Ulric.- Digo levantando la mano en gesto pacífico.
- Saludos en nombre del Emperador.- Contesta el líder.-Mi nombre es Robson Clavier, mensajero del  Imperial. –ras intercambiar los pertinentes saludos nos comunica que se dirige a Middenheim para entregarle un mensaje a Graf. Habrá una gran celebración en Altdorf para festejar la victoria frente a las fuerzas del Caos. Los festejos comenzarán dentro de 8 días. Le informamos de lo que ocurre por esta zona entre la casa Steiguer y la casa Dannet, no saben nada al respecto. Nos desean un buen viaje y siguen su camino.

Al atardecer divisamos otra posta. Gotthold vuelve a meterse primero para asegurar el terreno. Tarda en salir. Cuando lo hace parece algo nervioso. Nos cuenta que en el interior hay un borracho que dice ser el único superviviente de la banda del caballero zorro, que se ha embolsado una gran suma por traicionar a sus compañeros. Que toda la banda disfrazados de hombres de la casa Steiguer han ido saqueando y matando a las aldeas Dannet. Entrará de nuevo y lo sacará solo afuera con alguna excusa. Al poco sale con otra persona que va dando tumbos, tras cerciorarse de que nadie lo ve saca su arma y lo golpea con el pomo. El borracho cae  al suelo sin sentido. Lo trasladamos a las cuadras para hacerle unas cuantas preguntas. Gotthold suelta uno de los caballos y lo golpea para que salga corriendo.
 – Si lo echan de menos creerán que se ha ido en su caballo.- Dice orgulloso
-¿Y cómo sabes que ese era su caballo? – contesta Barack.
-¡¡Ups!!- es todo lo que logra decir antes de salir corriendo tras el caballo huido.
Tras amenazarle con acabar de cena en la barriga de Rokatanski nos cuenta todo lo que sabe. Su nombre es Harmish Flores, una espada de alquiler que intenta sobrevivir en estos tiempos tan difíciles. El caballero del zorro lo contrató junto con otros hombres para hacerse pasar por soldados de la casa Steiguer y culparlos así de los ataques a las aldeas que ellos cometían. Dice que los contrató  Alfred Dannet, al menos eso le dijo  Clayton Alchei que es el verdadero nombre del caballero zorro. Ahora vendrá a matarme. Suplica por su vida y dice que si le protegemos de Clayton confesará todo lo que sabe ante quien haga falta.
Le quitamos su arma y su bolsa. Nos acompañará a Altdorf, pero antes pasaremos la noche bajo techo y comeremos algo caliente en la posta.